CIUDAD DE MÉXICO, febrero 26 (EL UNIVERSAL).- La Iglesia católica pidió a los creyentes orar por la paz en Ucrania y en el mundo para terminar con escenarios de violencia.
En la editorial del semanario «Desde la Fe», recordó que el 24 de febrero se cumplió un año de que Kiev, la capital ucraniana, amaneciera asediada por los bombardeos rusos, como parte de una «operación especial» ordenada por el presidente Vladimir Putin, para desmilitarizar Ucrania y evitar un presunto avance de la hacia territorio ruso.
«Hacemos una invitación a elevar nuestra oración por la paz en Ucrania, y en otros lados del mundo, incluido México, para que se terminen los escenarios de violencia, el odio entre las naciones, las hostilidades entre los pueblos, el extremismo, el fanatismo ciego y el derramamiento de sangre», resaltó.
Indicó que la operación rusa dejó de ser «especial» en la medida en que se convirtió en permanente, y a un año de aquellos primeros ataques no se vislumbra una salida a este conflicto.
Mencionó el reporte difundido por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), según el cual el número de civiles ucranianos que han muerto desde el inicio del conflicto rebasa los 8 mil, mientras que el número de heridos asciende a 13 mil.
Refirió que un desglose de datos dado a conocer días antes por la misma instancia de la ONU, asegura que entre los fallecidos hay 2 mil 616 hombres, mil 856 mujeres, 2 mil 341 niños y más de 200 niñas.
Aunque la ACNUDH ha admitido que el número de muertes puede ser mucho mayor, ya que existe retraso en la información proveniente de algunos lugares en que actualmente ocurren hostilidades, sin contar las decenas de miles de soldados ucranianos que han perdido la vida o que han quedado mutilados.
Añadió que por ello, el papa Francisco invitó a los creyentes a permanecer cercanos al martirizado pueblo ucraniano.
«Llevamos un año de sufrimientos injustos, de terribles imágenes que nos recuerdan otros tiempos, otras guerras. Ningún seguidor de Jesucristo, ningún creyente debe incitar a la guerra ni a sentimientos de odio, hostilidad, extremismo», enfatizó.
Además, subrayó que la política es un vehículo fundamental para edificar la ciudadanía y la actividad del hombre, pero cuando aquellos que se dedican a ella no la viven como un servicio a la comunidad humana, puede convertirse en un instrumento de opresión, marginación e incluso de destrucción».