CIUDAD DE MÉXICO, abril 2 (EL UNIVERSAL).- La iglesia católica pidió a las tres órdenes de gobierno federal sumar esfuerzos por el bienestar de migrantes, así como garantizar un trato digno y humano.
Esto, luego de lo ocurrido en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, en donde fallecieron al menos 39 migrantes por un incendio.
«Hacemos un llamado a los tres órdenes de gobierno a sumar esfuerzos para que, por medio del diálogo y la cooperación, junto con la sociedad civil, se establezcan las acciones enfocadas en el bienestar de los migrantes. Es necesario dejar de verlos como criminales y garantizarles un trato digno y humano», resaltó.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) enfatizó que lo ocurrido en Ciudad Juárez pone en evidencia que las políticas migratorias implementadas se enfocan en la contención y no en la protección de los derechos humanos de las personas migrantes.
Por ello, pidió que la tragedia ocurrida en Ciudad Juárez no debe quedar impune, ya que, mencionó, la vida de estas personas fue apagada por el fuego ante la mirada de funcionarios y elementos de seguridad que no hicieron nada por auxiliarlos.
«Ya se generaron órdenes de aprehensión para castigar a los involucrados, pero la deuda social con los migrantes no termina ahí. El dolor de dejar su país y su hogar en busca de mejores oportunidades ya es demasiado como para ser tratados como criminales durante su trayecto», puntualizó.
Detalló que la solución a la crisis humanitaria que se vive en materia de migración debe tomar en cuenta el factor humanitario, a partir del hecho real de que los migrantes son personas vulnerables, con historias dramáticas que, en la mayoría de los casos, la única opción que tienen para alimentar a sus familias es emigrar a otro país.
También exhortó a los migrantes a buscar el acompañamiento pastoral de la Iglesia católica que no discrimina por lugar de origen, nacionalidad, idioma o situación migratoria.
Informó que la Iglesia cuenta con varios albergues en los que se les proporciona alimentación, apoyo médico y psicológico, así como asistencia espiritual además de, en lo posible, ver la manera en que puedan integrarse socialmente.
«Como ha recordado el Papa Francisco: nuestras hermanas y hermanos en tránsito no son invasores, ni destructores, ni usurpadores. Su trabajo, su capacidad de sacrificio, su juventud y su entusiasmo enriquecen a las comunidades que los acogen», finalizó.