La Iglesia católica expresa su preocupación ante el problema del suicidio que aqueja a la Entidad, sin embargo, dice estar rebasada en cuanto apoyo y escucha que pueda brindar a las personas que buscan una luz.
Lamentablemente, muchas veces las actividades propias de los sacerdotes les han impedido estar ahí para atender a aquella persona con deseos de quitarse la vida, “es una limitante, ya que somos pocos sacerdotes y a veces no se tiene el tiempo, es decir, si se acercan veinte personas durante el día se vuelve un tanto imposible; por otra parte, no todos estamos capacitados para realizar un proceso de acompañamiento para superar esas crisis de vacío y de pérdida del sentido de la vida”, mencionó el padre Rogelio Pedroza González, vocero de la Diócesis.
Sin embargo, la Iglesia tiene el deber de transmitir consuelo, esperanza y acompañar para que todos los fieles encuentren su camino. Lamentablemente, cuando las personas se encuentran en una situación de emergencia o crisis no es muy fácil saber esperar, sienten que ya no existe ningún horizonte; no se le puede decir venga mañana o después lo atendemos, es deber de la Iglesia mostrar la misericordia infinita de Dios, animar a que se acerquen y busquen un momento de oración, sean o no sean católicos, tengan o no tengan fe, Dios siempre tiene una respuesta, concluyó.