¿Qué mundo hemos hecho?, cuestionó el vocero del Obispado, Rogelio Pedroza, al lamentar el asesinato de un joven en una riña.
Tras los hechos del fin de semana pasado en el Andador J. Pani, señaló que la Iglesia católica está preocupada por este tipo de casos que ocurren en Aguascalientes, pues muestran la descomposición del tejido social, por lo que se requiere un trabajo que involucre a todos los sectores para corregir el rumbo.
Dijo que se debe trabajar con las familias en la educación y los valores, como el respeto por los demás y sobre todo por la vida propia y de los demás.
Por lo tanto, es tarea de todos trabajar en la reconstrucción del tejido social para dar un giro y erradicar incidentes como los que están ocurriendo en Aguascalientes.
De tal manera, es preciso hacer un alto en el camino para cuestionarnos ¿hacia dónde vamos?, manifestó el sacerdote.
Indicó que los delitos, discusiones y peleas callejeras siempre van a existir, y sin duda son una pena para la comunidad, familiares y amigos, por todo lo que implica este tipo de actos al anteponerse la violencia por encima de la cultura de la paz y el respeto.
Lo que más sorprende es que ahora los delitos son cometidos con mayor frecuencia por menores y casi niños.
“Ojalá que esos menores que cometen delitos, en lugar de ello fueran deportistas y gente proactiva, lamentablemente muchas veces los entornos y realidades en que viven, los van orillando a perderse en situaciones inesperadas”, concluyó.