Ayer, con bombo y platillo, se inauguró, a medias, la magna obra del presidente Andrés Manuel López Obrador: el tan cuestionado y ponderado Tren Maya. Algo hay que reconocerle al jefe del Ejecutivo y es que cumple lo que promete, casi siempre, pues por ejemplo se aferró a que esta obra sería inaugurada el 15 de diciembre, ayer, y lo logró, a tiros y tirones, y con evidentes fallas, pero lo hizo. Igual caso ocurrió con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, que cuando abrió sus puertas parecía todo, menos terminal aérea, pues incluso en su apertura vendían deliciosas tlayudas, preparadas al momento, en un rústico anafre. Ahora, según las crónicas, en la inauguración, en la que López Obrador recibió el espaldarazo de varios políticos y empresarios, entre ellos el más rico del México, Carlos Slim, el Presidente declaró que “aún le falta”, pero que se logrará que sea la obra insignia de su Gobierno, al que por cierto le queda menos de un año. El problema con el Tren Maya, es que para ser construido fue deforestada la Selva Lacandona, grandes áreas fueron afectadas y hay pruebas, además de que el costo fue casi el triple de lo presupuestado. Dicen por ahí, piensa mal y acertarás, y los opositores a este proyecto aseguran que para construirlo se necesitó de mucho capital que salió obviamente del dinero público, de ajustarse el cinturón, todos, menos el Gobierno, y que por eso se cancelaron tantos proyectos, para dirigir todas las baterías al Tren Maya y que los beneficiados en realidad serán pocos, porque no todo mundo tendrá la posibilidad de comprar el pasaje pues costará entre mil y dos mil pesos. Cuando se empezó a construir este proyecto, no tan viable más que para los deseos del Presidente, se dieron las voces de alerta que iba a salir más caro el caldo que las albóndigas, algo que siempre ignoró el inquilino de Palacio Nacional porque es necio, y no lo decimos nosotros, sino todo aquel que lo conoce. Ahora el Tren Maya es una realidad a un altísimo costo, y no sólo monetario, pues su construcción, según los enterados, afectó gravemente la fauna y la flora de la región, talando más de 10 millones de árboles en la selva virgen y en el proceso murieron muchos animales de la zona. Pero ese es el precio del progreso, dice el Presidente de México…, ¿le creemos?