Un tema recurrente, por la gravedad que implica en absolutamente todos los sectores, es el de la violencia que ya hemos tocado una que otra vez desde diferentes vertientes.
Aguascalientes tendrá hoy, como en el resto del país, una marcha pacífica para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y se espera que esta vez no se descontrole como el año pasado, cuando un grupo de infiltradas reventó lo que pudo ser una histórica manifestación a favor de los derechos de las féminas.
Colectivos feministas en esta ocasión se curan en salud y prometen que por ellas no sucederán actos de violencia o de vandalismo como en la anterior edición, pues lo que buscan es visibilizar el rol de las mujeres y exigir que sean respetados sus derechos, aunque no depende de ellas el que algún desadaptado rompa lo que piden, que es un clima de armonía y respeto, ya que marcharán mujeres de todas las edades.
Y en este tenor de la prevención, el Municipio capitalino decidió que el juego de futbol que será realizado en el Estadio Victoria este viernes, justamente contra el equipo que por ahora está en el ojo del huracán, Gallos Blancos de Querétaro, y por el temor de que se infiltre uno que otro ‘barrista’, sea a puerta cerrada, aunque con todo lo que pasó en el Estadio La Corregidora difícilmente las familias acudirían a estos lugares, pues el fin de semana vimos que fue un verdadero campo de batalla, desvirtuando totalmente el objetivo del deporte.
El ambiente de violencia, esa palabra que encierra tantas cosas, se siente alrededor, pero lo que sucedió el fin de semana invita a la reflexión, pero sobre todo a la acción. Pues ¿es eso lo que queremos para nosotros, para los nuestros? ¿No basta con lo que hace el crimen en todo el país? ¿No llenamos con la sangre que se derrama en Ucrania con una guerra en la que una sola persona ha puesto de cabeza al mundo?
¿Se fija cómo la violencia afecta todo lo que se encuentra a su alrededor? Lo malo del asunto es que la normalizamos desde que somos niños, en la escuela, con los amigos, posteriormente en los empleos, en nuestra vida cotidiana. No se conoce o no se aplica el principio básico de toda relación humana: trata al otro como te gustaría ser tratado.
Ojalá que tanta sangre derramada sirva para que por fin aprendamos las lecciones que nos está gritando la vida, quién sabe si estemos a tiempo de convivir con cordura y cordialidad, pues nos lo merecemos, porque afortunadamente la mayoría de la gente sí queremos vivir en paz.