El comisionado general de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, afirmó este domingo que Israel ha comunicado a la ONU que no aprobará más convoyes humanitarios dirigidos al norte de la Franja de Gaza, donde la hambruna ya es una realidad.
«A pesar de la tragedia que se está desarrollando bajo nuestra vigilancia, las autoridades israelíes informaron a la ONU de que ya no aprobarán ningún convoy de alimentos de UNRWA hacia el norte», indicó Lazzarini en un comunicado.
El comisionado recordó que UNRWA, que provee servicios a casi 6 millones de palestinos en diferentes países y es el principal actor humanitario en la Franja de Gaza, es en plena guerra «el principal sustento» para más de 2 millones de desplazados internos en el enclave y el único que puede proporcional «asistencia vital» en el norte.
«Esto es indignante y hace que sea intencional obstruir la asistencia para salvar vidas durante una hambruna provocada por el hombre. Estas restricciones deben levantarse», clamó Lazzarini.
El comisionado indicó que si se impide a UNRWA cumplir su mandato en Gaza, «el tiempo correrá más rápido hacia la hambruna y muchos más morirán de hambre, deshidratación y falta de refugio».
La noticia llega en un momento en el que crece la presión internacional para que Israel permita el acceso de más ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, donde la mitad de la población está en riesgo inminente de hambruna, según un reciente informe de la ONU.
Israel no oculta sus intenciones de expulsar a UNRWA de la Franja y acusa a la institución de tener vínculos directos con el grupo islamista Hamás, después de revelar en enero que 12 de sus 30.000 empleados participaron en los ataques del 7 de octubre, aunque Lazzarini asegura que no presentaron pruebas concluyentes.
No obstante, ante la necesidad de una “acción urgente”, la UNRWA despidió inmediatamente a esos empleados y se abrió una investigación interna, a cargo de la exministra francesa de Exteriores Catherine Colonna, quien esta semana presentó sus conclusiones preliminares, que avalan la neutralidad de la actividad humanitaria de la agencia, aunque detectó «áreas críticas».
Sin embargo, Israel sostiene que la infiltración de Hamás en la agencia es mucho más profunda y que más de 2.130 de sus empleados en Gaza, alrededor del 17 %, tienen vínculos activos con grupos «terroristas», unos 480 son miembros de brazos armados de Hamás o la Yihad Islámica y 1.650 pertenecen al movimiento político.
En cuanto Israel vertió tales acusaciones en enero, 18 países anunciaron que retiraban sus fondos, incluidos sus principales donantes -EE.UU., Alemania, Japón o Francia-, lo que ha supuesto un recorte del presupuesto de 450 millones de dólares en plena respuesta de emergencia en la Franja de Gaza.
Países como Canadá, Suecia, Australia o la propia Unión Europea han anunciado en las últimas semanas su intención de retomar la financiación a la UNRWA ante la inconsistencia de las pruebas presentadas por Israel sobre los vínculos con Hamás.
Otros países, como España, Noruega, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Arabia Saudí, Catar o Kuwait mantuvieron sus partidas e incluso anunciaron fondos adicionales para paliar al golpe.