Por Erick Cortés.- Un equipo internacional de astrónomos anunció el descubrimiento del agujero negro más antiguo conocido hasta ahora, situado en el centro de la galaxia GN-Z11. El hallazgo, publicado en la revista Nature, fue posible gracias al telescopio espacial James Webb.
La galaxia, que es 25 veces más pequeña de la Vía Láctea, es considerada la más antigua que se conoce y cuenta con sólo el 1% de sus estrellas vivas, pero en años recientes se había observado el nacimiento contínuo de nuevas estrellas a un ritmo acelerado, lo que sugería la presencia de un agujero negro supermasivo en su centro, pues estos cuerpos suelen expulsar gas al espacio, formando nebulosas y estrellas nuevas.
Hasta ahora, se cree que los agujeros negros nacen cuando una estrella, cien veces más grande que nuestro sol, agota su combustible y colapsa por su inmensa gravedad, pero el agujero de GN-Z11 se habría formado antes de que murieran las primeras estrellas de la zona, lo que desafía las teorías astronómicas actuales.
Nuevas hipótesis sieñalan la posibilidad de que los agujeros negros no sólo surjan de estrellas muertas, sino también de la acumulación de material de nebulosas que se agrupan formando cuerpos densos y pesados.
Este hallazgo destaca la capacidad del telescopio espacial James Webb para adentrarse en la exploración del espacio profundo, aunque los nuevos descubrimientos parecen desafiar cada vez más nuestras comprensiones actuales del universo.