Madrid, 24 oct (EFE).- La historia nuclear de los Estados Unidos durante la Guerra Fría es retratada de forma humana y personal en el nuevo libro de la fotoperiodista Janire Nájera, que eligió como protagonista el archivo del activista Edward Bernard Grothus, extécnico en el Laboratorio Nacional de Los Álamos (Nuevo México).
«Atomic Ed» (2019) será presentado este jueves por primera vez en España, en Barcelona, tras ser presentando previamente en Cardiff (Reino Unido), y reúne documentos de archivo, fotografías antiguas y recientes y una selección de cartas de los más de 50 años de correspondencia que Grothus mantuvo con políticos, científicos, medios de comunicación y su familia.
Durante la Guerra de Vietnam, Grothus abandonó su puesto de trabajo en el laboratorio de Los Álamos tras sentirse desilusionado con la política exterior del Gobierno de Washington y se convirtió en un activista en la lucha contra el uso de la energía nuclear.
«El legado de Ed Grothus es relevante en España y en cualquier otro país. No todo el mundo se levanta por la mañana para cambiar el mundo. Su historia nos inspira a luchar por lo que queremos», ha defendido Nájera en una entrevista telefónica a Efe.
En 1976, Grothus adquirió un supermercado con la intención de convertirlo en su base de operaciones para revender artefactos y lanzar acciones simbólicas. El lugar fue bautizado como «El Agujero Negro» (The Black Hole) ya que como decían sus conocidos «todo lo que entra, nunca vuelve a salir».
«La intención era la de que la historia hable por sí sola. En los Alamos casi toda la ciudad trabajaba para el laboratorio. Tener una voz activa que cuestionaba su misión era muy importante», defendió la fotoperiodista española, que vive y tiene su base de operaciones en Cardiff, capital de Gales.
La idea del libro de Nájera surgió en 2012, cuando estaba en Santa Fe, Nuevo México, desarrollando un proyecto fotográfico en busca de las raíces españolas en el suroeste de Estados Unidos.
«Empecé a través de una noticia de un periódico local que decía que el Agujero Negro iba a cerrar sus puertas», recuerda. «Fue un poco de casualidad», agrega.
Nájera nunca conoció a Ed, que murió en 2009. Tras enterarse de la noticia, fue al Agujero Negro, donde fue recibida por tres hijos del activista antinuclear.
Allá se quedó «impresionada» con la cantidad de objetos y ganó la confianza de los familiares, que le dieron las llaves del espacio, y, posteriormente, de la casa donde vivía Ed y estaba su archivo personal. Pero el proyecto necesitó siete años para estar concluido.
Actualmente, Nájera se dedica al desarrollo del «cultvr», un espacio para «inmersiones culturales compartidas» a partir del uso de la tecnología, como la realidad virtual, y con fecha de apertura prevista para 21 de noviembre.