México, 19 feb (EFE).- Bailes, gritos, conjuntos arriesgados y melenas coloridas se pueden ver cada fin de semana junto al Monumento a la Revolución de Ciudad de México, donde fanáticos del K-pop demuestran que la cultura mexicana y la de Corea del Sur no distan tanto la una de la otra.
Y son tanto las similitudes como las diferencias la que generan que tantos y tantos jóvenes del mundo, especialmente en Latinoamérica y todavía más en México, se sientan atraídos por la cultura coreana.
Los colores, el picante de los platos más famosos de ambos países o la idolatración hacia artistas y famosos de todo tipo son algunos de los puntos en común entre México y Corea, si bien el idioma es uno de los principales abismos.
«Hace un año y medio empecé a estudiar coreano simplemente porque me encanta cómo se escucha. (…) Creo que cuando aprendes un idioma estás inmerso en la cultura y comencé a interesarme también por la comida que también es picante», explicó a Efe Galilea Casas, una joven de 21 años, en una fiesta de una revista sobre ese país.
Para ella, tanto las coincidencias como las diferencias hacen que la cultura coreana tenga cabida en méxico. «Aquí somos muy fiesteros y nos encanta convivir», destacó.
Este género musical, el K-pop (abreviatura de «Korean popular music»), nació en la década de 1990 a partir de una iniciativa gubernamental y explotó a partir de 2012 con el abrumador éxito «Gangnam Style», del rapero PSY (Park Sae-yang), que causó furor en redes sociales entre los milenials.
Sin embargo, antes de 2012 ya existían personas de todo el mundo que se comunicaban por redes sociales, se compartían los episodios de los «dramas coreanos» (series) o fantaseaban con viajar a corea a conocer a sus ídolos.
Es el caso de Lucero Santiago, quien empezó a interesarse por la cultura coreana a partir de los 2000 a través de los dramas televisivos y un poco más adelante del K-pop.
Todo esto la llevó a crear especializarse como periodista en cultura coreana y crear K-Magazine, una revista «para gente que quería encontrar este tema en medios», explicó a Efe.
«Esto lleva más de diez años en auge y nosotros hemos estado inmersos para que la gente se adentrase más en toda la ola coreana», añadió.
K-Magazine, dijo la experta, creció mucho en los últimos años y tiene seguidores de todos los países hispanohablantes.
UNA POPULARIZACIÓN ESTRATÉGICA Y MUY «COOL»
Lucero consideró que la cultura coreana «va subiendo» porque se está dando a conocer por diferentes vías a las que acceden personas de muchos tipos, edades o gustos. Por ejemplo, el éxito reciente de la oscarizada «Parasite» del director Bong Joon-Ho, es prueba de ello.
Y en el plano más general, la cultura asiática también está de moda. aSÍ se han popularizado las películas japonesas de Studio Ghibli, como «El viaje de Chihiro» o «La princesa Mononoke».
Y Corea del Sur está aprovechando la ocasión. Desde el Gobierno, actualmente presidido por Moon Jae-in, ya llevan años invitando a bandas como BTS, Super Junior o Big Band a los eventos diplomáticos.
Para Lucero, Corea está logrando darse a conocer y ser respetado en el mundo a través del «soft power» (poder blando), creando una comunidad amigable unida por gustos en común.
«Algo interesante es que en el K-pop la comunidad es diferente a otras comunidades: hay hermandad y unidad. La gente se conoce a través de redes sociales y se reúnen para cantar, bailar, hablar de sus ídolos», compartió la especialista.
Los jóvenes mexicanos encontraron en el K-pop y todo lo que lo rodea una excepción, una diferencia a lo que suelen tener acceso, tanto en contenido televisivo como audiovisual o musical.
«La gente quería algo diferente y a través de plataformas como YouTube donde hablar y escuchar música diferente, hizo que se conociese el K-pop, algo supertierno. (…) Hay de todo, pero este género ha dado la unidad», terminó la experta.
En muchos puntos de la Ciudad de México decenas e incluso centenares de jóvenes se juntan para bailar, divertirse y hablar de sus gustos en común, mientras cada vez más medios e incluso empresarios se dan cuenta del hueco que pueden llenar no solo con la música, sino también con restaurantes y otros lugares de ocio relacionados con la cultura de este país.
Sin ir más lejos, el pasado diciembre centenares de fanáticos enloquecieron en la apertura de una tienda dedicada a BTS en la Ciudad de México, haciendo largas filas para obtener algún producto oficial de esta popular banda musical.EFE
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