Málaga (España), 25 ene (EFE).- La ausencia de Pepa Flores, Goya de Honor de la 34 edición de los Premios Goya, y la inesperada lluvia, que se convirtió en obligada protagonista, hicieron inolvidable una fiesta del cine español con sabor malagueño que se resume en algunos de estos momentos:
EL MOMENTO MÁS EMOCIONANTE Y EL MÁS TRISTE A LA VEZ
Fue emocionante y triste a la vez; los invitados de más edad se quedaron sumamente decepcionados porque se perdían definitivamente la única oportunidad de ver a Pepa Flores, eterna Marisol, sobre un escenario. Y más, los malagueños, que ya los días previos a la fiesta movían la cabeza de lado a lado y, con una mueca, apostaban en su mayoría a que no vendría.
En un alarde de coherencia, discreción y anonimato, Pepa Flores aunque estaba «pletórica» con su premio, optó por dar la palabra a sus hijas, Celia, Tamara y María Esteve, quienes transmitieron su agradecimiento: «Querida mamá, querida Pepita, disfrútalo desde ese lugar en calma que has querido y tanto te ha costado», dijo emocionada María.
LOS GOYA, EN LA ÚNICA SEMANA AL AÑO QUE LLUEVE EN MÁLAGA
La sorpresa más inesperada, la invitada a la que nadie había llamado, fue la lluvia, que fastidió un montón de horas de trabajo que la Academia del Cine había dedicado para hacer de la alfombra roja un espectáculo para el público; Málaga, como bien da fe año tras año su Festival de Cine, es un encanto en ese sentido, y siempre se vuelca con las estrellas. Y volvió a hacerlo, esta vez bajo la lluvia, y con paraguas.
«REVELACIÓN» A LOS 84 Y REENCUENTROS DE UNA CHICA ALMODÓVAR
Benedicta Sánchez, actriz revelación a sus 84 años, intérprete no profesional captada por el «mago» Oliver Laxe para su magnífica «Lo que arde», conmovió al pedir ayuda para poder terminar de agradecer el premio, generando un momento de ternura colectiva cuando pidió publicamente a sus nietos que «no se olviden de la yaya». Y se metió al público en el bolsillo al asegurar que se sentía «muy perita» (muy bien en jerga malagueña).
Julieta Serrano, impenitente ‘chica Almodóvar’ que, también «a su edad» (87 años), consiguió su primer Goya celebrando su reencuentro con Pedro y con «su Antonio». «Qué alegría me dio estar con él», confesó al recoger su premio.
NIÑOS, MUJERES, CAMBIO CLIMÁTICO Y ACTIVISMO POR EL PLANETA
Tanto el guion, como los intérpretes, y también los premiados de manera más espontánea, pronunciaron frases en defensa de la igualdad, de los derechos de las mujeres y de los niños y protestaron por las injusticias del mundo y el riesgo inminente de supervivencia del planeta.
Con palabras más o menos crudas, y hasta cantando, como hizo Javier Ruibal, que al recoger su premio por «Intemperie» se acordó de los niños abusados, o el pianista James Rhodes que compartió su momento con «los niños de los centros de acogida de Mallorca».
EL CINE EN UN PABELLÓN Y LOS PARTIDOS DE BALONCESTO EN EL ALBÉNIZ
Uno de los momentos más divertidos y originales fue cuando los presentadores se preguntaron, ante la invasión del mundo del cine del polideportivo Martín Carpena, «dónde estaban los jugadores del Unicaja», el inquilino habitual del palacio, quienes en compensación aparecieron en un vídeo entrenando en el teatro Albéniz, una de las sedes habituales del Festival de Cine en Español de Málaga.
UNA GALA LARGA CON MUCHOS EFECTOS ESPECIALES
La escenografía y una pantalla múltiple que dio una agilidad inusual a la gala, a la vez que una vistosidad muy efectiva, fue una de las sorpresas positivas de la noche, obra de Sebastiá Brosa y Marc Salicrú, y el diseño de creatividad de los vídeos de Nueveojos, a pesar de que -por muchos esfuerzos que se hagan- fue una gala larga.
EL DISCURSO MÁS POLÍTICO DE MARIANO BARROSO
Mariano Barroso, el director de la Academia de Cine, utilizó su tradicional discurso para poner a los trabajadores del cine en primer plano y lanzó uno de sus discursos más políticos y reivindicativos.
«Hoy, y cada día con su trabajo, la gente del cine quiere reivindicar el país con el que se identifica, un país de gente que trabaja en silencio, concentrada y sin aspavientos. Un país de convivencia y de respeto. Un país de todas y todos», dijo.
PABLO ALBORÁN Y AMAIA, DULCES RECUERDOS DE BANDAS SONORAS
El segundo numero musical fue para Pablo Alborán, con una versión íntima de la banda sonora de la película «Sobreviviré», de Manzanita, una de las canciones que más le han marcado al cantante malagueño, arropado en el escenario únicamente por las luces cambiantes del fondo. Emocionante y lírico, quizá solo comparable con la preciosa interpretación que hizo Amaia de «Canción de Marisol», de la película «Ha llegado un ángel».
ABRIL Y BUENAFUENTE, DISPUESTOS A REPETIR
Los presentadores Silvia Abril y Andreu Buenafuente estuvieron este año menos presentes en la gala, no hubo discurso inicial, pero a cambio despegaron potentemente con un número musical en el que ambos se duplicaban convirtiéndose en diversos personajes en escenas incrustadas en el imaginario colectivo del cine español.
Y las bromas, sus dardos certeros, atinaron esta noche con los juegos de palabras. Una buena muestra fue cuando el presentador reconoció que no sabía esta noche cómo dirigirse al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en la gala, porque aquí «el presidente es Mariano Barroso, Pedro es Almodóvar y el guapo es Antonio Banderas.