Tegucigalpa, 26 jul (EFE).- El plan propuesto por la Cepal y respaldado por los países del Triángulo Norte Centroamericano y México para enfrentar la crisis migratoria puede ayudar a superar el problema, aunque sus resultados dependerán de la capacidad institucional de los Gobiernos, dijeron analistas hondureños a Efe.
Como parte de esa iniciativa de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), denominada Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica, el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, viaja este viernes a México para reunirse mañana con su homólogo de ese país, Andrés Manuel López Obrador.
El analista Miguel Cálix dijo a Efe que la visita esta semana a Tegucigalpa de la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, y el viaje de Hernández a México «no es una coincidencia, sino que están haciendo el trabajo diplomático que se necesita para echar andar la iniciativa».
El proyecto de la Cepal «es una alternativa a la revisión del apoyo norteamericano (Estados Unidos)» a la región, «y a la necesidad de tener políticas claras para prevenir la migración y atender las causas», agregó.
Al asumir el cargo el pasado 1 de diciembre, López Obrador pidió a la Cepal la elaboración de un plan de desarrollo para la región, que fue presentado en México en mayo pasado a diplomáticos de Guatemala, Honduras y El Salvador, los países del Triángulo Norte.
La Cepal identificó que el principal motivo por el cual los centroamericanos migran a Estados Unidos es la falta de empleo, como es el caso del 57,1 % de los migrantes guatemaltecos, el 71,5 % de los hondureños y el 62,4 % de los salvadoreños.
Cálix señaló que la iniciativa que impulsa la Cepal con los países centroamericanos y México «es una oportunidad para hablar de intereses comunes y dar un espaldarazo a esta nueva propuesta».
Sobre la postura que llevaría el presidente hondureño a la cita de este sábado con su colega mexicano, Cálix dijo que, «como se trata de una reunión al más alto nivel, lo más seguro es que no vamos a tener grandes conclusiones», sino más «expresiones de buena voluntad».
«Creo que la gente esperaría que una reunión de este tipo muestre algunos hechos concretos que permitan recuperar la esperanza de que se puede cambiar la forma en que se ha manejado la temática migratoria a nivel regional y subregional», acotó.
Otro analista hondureño, Omar García, dijo a Efe que la reunión entre Hernández y López Obrador «implica una situación en la cual México está contra el tiempo».
«Recordemos que Donald Trump, en una jugada muy especial diplomática, con armamento de aranceles a los productos mexicanos, doblegó la voluntad del señor López Obrador para poder hacer lo que Estados Unidos quiere que haga con los migrantes que pasan por su territorio provenientes del Triángulo Norte», argumentó.
García recordó que México a inicios de junio pasado se comprometió a reducir en 45 días la llegada de migrantes ilegales a su frontera con Estados Unidos para evitar la imposición de aranceles estadounidenses a sus exportaciones.
«En esos 45 días tienen que emplearse cuatro cosas: en primer lugar, el despliegue de la Guardia Nacional, algo que no se esperaba porque es para las cuestiones de combate al narcotráfico y el crimen organizado, pero también eso va a implicar que México esté dando soporte a los migrantes que han pedido asilo en Estados Unidos», indicó el analista.
Señaló además que México está recibiendo casi 100.000 personas por trimestre que piden asilo, lo que implica aumentar el presupuesto en educación, salud, cuidado y seguridad, «lo que no le está gustando mucho a varios mexicanos», por lo que puede suponer un conflicto para el Gobierno de López Obrador.
Sobre la reunión de Hernández y López Obrador, el analista García señaló que mucho del trabajo ya lo ha hecho la Cepal que «allanó el camino para esto».
«Habrá acuerdos, envíos de dinero obviamente canalizados a través de México. Aquí el problema es en cuánto tiempo ese dinero va a ayudar a poder darle al pueblo potencialmente migrante trabajo, tierra, techo, tortilla y transparencia».
Eso, añadió García, «dependerá de la credibilidad y capacidad de maniobrabilidad institucional de los Gobiernos para poder implementar proyectos y programas de retención del talento humano y retención de las personas», apostilló.