Habría que revisar bien los números, pero si no es la principal fuente de ingresos, la entrada de remesas seguramente está entre los primeros de la lista de sectores económicos que, a nivel local, más inyectan recursos a la economía, pues se nos ocurren pocas actividades, con la salvedad de las grandes empresas del sector automotriz, que ahora están trabajando de manera parcial, que puedan generar 1.4 millones de pesos cada día.
Y es que a pesar de que la economía estadounidense, donde se genera la mayor parte de las remesas que los emigrados envían a sus familias, fue y sigue siendo duramente golpeada por la pandemia de Covid-19, y contra toda expectativa, los reportes del Banxico hablan de un repunte de estos envíos a México del orden del 11 por ciento, para junio pasado y en relación con el mismo mes de 2019.
Y no sólo eso, las remesas de nuestros ‘paisanos’, que siguen pensando en las carencias de sus familiares en México, que para el mes citado sumaron un total de 5 mil 536 millones de dólares, son superiores casi cinco por ciento que las de mayo, pues con la salvedad de abril, en que los giros en dólares redujeron su número y su valor, por razones obvias, esto de las remesas sigue batiendo marcas mensuales y anuales.
Sería mucho aventurarnos afirmar nada, pero habría que hacer un ejercicio matemático para comparar el impacto sobre la economía nacional en general y la de las familias de los sectores más marginados, de estas carretadas de dinero que llegan de la Unión Americana, y el que tienen en esas dos categorías los programas sociales del gobierno de AMLO, cuyas cifras conocemos, pero que son ya igual de dudosas, pues no pocos de entre los beneficiarios reclaman por retrasos y por impagos de esos apoyos, por lo demás concentrados en las zonas del territorio mexicano donde pueden tener peso en futuros procesos electorales.
Por allí circulan varios estudios de especialistas en varias ramas de las ciencias económicas y sociales que dan cuenta de cómo nuestra economía debe contar a los ‘paisanos’ y sus envíos como uno de los principales sectores que aportan recursos al PIB, en el entendido de que mientras los recursos petroleros, que van a la baja, representaron el 3.2 por ciento de este indicador, las remesas, que van al alza, significaron el año anterior un 2.7 por ciento de éste.
Como sea y bien visto esto no es para presumir, pues aunque el impacto económico de las remesas es positivo, sus causas son profundamente negativas, pues al hablar de ‘paisanos’ hablamos de personas de los sectores más empobrecidos y las zonas más deprimidas del país, que se jugaron el tipo y hasta la vida para llegar al país vecino, tras el drama de tener que verse obligados a dejar el terruño para buscar los recursos que se les negaron aquí, en un país donde siguen siendo hostilizados, aunque su sacrificio es el que les vale, a ellos y a su parentela, para no morirse de hambre.