Laredo (España) 30 ago (EFE).- Desde hace 110 años, la localidad española de Laredo se engalana a finales de agosto para celebrar la Batalla de Flores, un desfile de carrozas ataviadas con miles de flores que circulan por las calles de esta villa llenándola de color, música folclórica y personas con pañuelo verde.
La batalla, que lo único violento que tiene es el «cañonazo» de fuegos artificiales que marca el inicio del pasacalles y el lanzamiento de pétalos, ha congregado en esta edición a nueve carrozas que han desfilado durante dos horas y media por las calles de esta villa ante miles de personas.
Las carrozas están formadas, en su mayoría, por dalias y clavelones que se cultivan y liman por parte de los propios carrocistas, que las cortan en la víspera para que conserven su color y frescura. Las flores se colocan durante toda la noche del jueves previo a la fiesta, lo que se conoce como «La noche mágica».
Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en España y Bien de Interés Local Etnográfico Inmaterial, la fiesta floral, que este año ha repartido 104 000 euros (114 150 dólares) entre sus participantes, aspira a dar el salto a la internacionalización de este evento.
El origen de la Batalla de Flores se remonta a 1908, cuando las familias de veraneantes, junto a vecinos de la localidad costera, se propusieron celebrar un acontecimiento popular para despedir el periodo estival decorando embarcaciones sobre el mar dada la vinculación pesquera de Laredo.
En su primera edición fueron 25 traineras adornadas con latas y otros elementos decorativos las que desfilaron a golpe de remo, con la participación incluso de una góndola, que se convirtió en la primera ganadora de la Batalla de Flores.
Tras dejar la mar y asentarse en tierra firme, la Batalla de Flores también cambió de día su celebración: primero era el último domingo de cada agosto, pero en los años 60 pasó al viernes, lo que todavía perdura. Sólo en 1936 no se celebró la fiesta.
La competición se divide en dos categorías de premios para un tipo de carroza más elaborada y para otra secundaria, de composición infantil.
El jurado valora, entre otras cosas, el tamaño, volumen, complejidad del montaje, diseño, arte, originalidad, y la flor, tanto la composición coral como su color. Además, se distingue con un premio al arte de la obra en general y otro al vestuario de los voluntarios que se ubican sobre los pasos.
Cada carroza -que también se llaman alegorías porque simbolizan una temática- va acompañada de baile, música y muchos niños, indispensables para «hacer cantera» de esta fiesta tradicional, como comentan a Efe varios asistentes durante el festival de flores.
En esta ocasión ha habido desde alegorías a Freddie Mercury hasta a la mitología griega, pasando por Popeye, el estilo victoriano, las marionetas, los hippies o la mortalidad humana.
Todas ellas han dado tres vueltas al circuito cerrado que se diseña cerca del Ayuntamiento de Laredo durante más de dos horas y media, en las que se desprenden flores, música y buen ambiente ante los vecinos y turistas congregados en el recorrido.
En la categoría A, la ganadora ha sido la agrupación Come Golayu Que lo ha hechu Güela, que ha conseguido pleno de premios ganando tanto la Batalla de Flores, como las categorías de vestidos y arte, gracias a su «Memento Mori».
Esta carroza recuerda la mortalidad humana a base de flores en tonos marrones, con una figura azteca con un águila en la cabeza y un dragón custodiándolo, así como una calavera blanca en su parte trasera. La ganadora del concurso infantil ha sido una alegoría del Grupo Pejino a los 101 dálmatas.
Por Pablo G.Hermida