Roma, 29 ene (EFE).- Quinientos años después de la muerte de Rafael, su emblemática «Fornarina» se somete a una sesión de rayos X abierta el público, con la que se creará un «mapa químico» para conocer las técnicas usadas por el genio renacentista y así poder mejorar su conservación.
«No se había hecho nada como esto hasta ahora», explica a Efe el restaurador y físico Stefano Ridolfi, ya que la técnica XRF (Rayos X Fluorescentes), que se está aplicando sobre el cuadro, «une por primera vez la fotografía y la espectroscopia», es decir, el estudio de la radiación.
Los trabajos se realizan a vista del público, en una sala del palacio Barberini de Roma, lo que despierta la curiosidad de los cientos de visitantes, ya que, según afirma a Efe la responsable de la restauración, Chiara Meucci, «el público quiere saber qué se hace en un museo, no son solo cuadros colgados de las paredes».
Los visitantes del museo se encontrarán con una imagen poco habitual: la «Fornarina» descolgada de su pared, girada horizontalmente y con una máquina pegada al cuadro que recorre cada milímetro iluminándolo con rayos X, para analizar la composición elemental de los pigmentos usados por Rafael.
Rodeando la obra hay una cinta para prohibir el paso a público y trabajadores, junto a un cartel que advierte del peligro de «radiación ionizante», y detrás del cual se concentran los restauradores y científicos que trabajan en esta «radiografía».
«Haber entendido cómo pintó el cuadro nos permite caracterizar mejor el estilo de Rafael, relacionándolo con otras obras y así saber cómo conservarlo mejor», añade Meucci, directora del laboratorio de restauración de las Galerías Nacionales de Roma.
El cuadro, pintado en 1520 (año de la muerte de Rafael), está rodeado de enigmas, ya que nunca se conoció el mecenas de la obra y se especula con que pudo ser el mismo artista.
La joven retratada es, según la tradición, la amante del pintor, Margherita Luti, hija del dueño de un horno del Trastevere (de ahí el nombre de «Fornarina»), pero al mismo tiempo esconde una representación de la diosa Venus, con sus clásicos gestos de pudor.
¿Pero qué sorpresas puede dar aún en 2020 una de las obras más famosas del genio de Urbino? Gracias al mapa químico «se descubrirán cosas maravillosas», adelanta Ridolfi, aunque no quiere dar más detalles.
Entre todas las obras del museo, se eligió acometer este análisis sobre la «Fornarina» debido al aniversario de la muerte de Rafael Sanzio, el 6 de abril de 1520 en Roma, cuando el artista tenía solo 37 años, pero que aun así dejó su huella imborrable en la historia del arte.
«Rafael era un emprendedor, no un pintor aislado, tenía una gran escuela que funcionaba muy bien», resalta Meucci, quien también espera encontrar «alguna sorpresa» sobre su técnica gracias a esta «radiografía».
Después de este retrato de la joven, el análisis se repetirá en otras obras de la sala, en la que también están expuestos trabajos de Andrea del Sarto o Piero di Cosimo, y quizá se podrá extender al resto del museo, comenta Ridolfi.
Aunque ambos restauradores coinciden en que el cuadro goza de «perfecta salud», el análisis químico pretende dejar la obra preparada en un año que se prevé intenso, ya que le esperan varios viajes.
A partir de marzo, la «Fornarina» formará parte de una gran exposición sobre Rafael en la Scuderie del Quirinale, en Roma, y en octubre viajará a la National Gallery de Londres para otra muestra retrospectiva del pintor de Urbino.
Cinco siglos después de ser pintada, la «Fornarina» todavía tiene mucho que decir a estudiosos y admiradores del arte, y es que según Rodolfi, «cada uno lee un cuadro como su espíritu le guía, pero lo bello de este es que, 500 años después, sigue siendo admirado».
Por Álvaro Caballero