Ciudad Juárez (México), 1 nov (EFE).- En la tradicional noche de Halloween la frontera se difumina entre Ciudad Juárez (Chihuahua, México) y El Paso (Texas, EE.UU.) cuando centenares de mexicanos cruzan disfrazados para pedir caramelos por las calles de la localidad vecina.
La tarde del jueves comenzó a caer y el Puente Internacional Paso del Norte registró un inusual flujo de visitantes, muchos de ellos disfrazados, con el propósito de celebrar Halloween, una festividad estadounidense que tiene lugar la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre.
En esta Noche de Brujas, cientos de mexicanos cruzaron la frontera de Juárez, ciudad del norteño estado mexicano de Chihuahua hacia El Paso, Texas, en donde la costumbre de recolección de dulces por las calles está más que arraigada.
«Es una tradición que no es de nosotros, pero la agarramos nosotros para los niños de los dulces», dijo a Efe Jorge Zavala, residente de Ciudad Juárez.
Desde aproximadamente 1840, Halloween llegó a Estados Unidos y Canadá proveniente de Irlanda como una forma de usar las bromas para espantar a la muerte, si bien no fue hasta finales 1970 que se realiza como actualmente la conocemos, gracias a la popularidad de las películas de terror.
Los niños van por las calles acompañados de familiares pidiendo «Dulce o Truco» a casas y negocios, con la finalidad de conseguir un caramelo, o incluso ser asustados.
A pesar de no ser una costumbre, del lado mexicano también se recolectan dulces, pero son los mismos padres de familia quienes deciden pasar a Estados Unidos.
Ello con el fin de conseguir una mejor calidad de golosinas o simplemente disfrutar de las casas decoradas con adornos de la temporada.
«Lamentablemente (en México) no se vive mucho esa tradición. Muchos mexicanos o no les agrada o simplemente no lo viven como una fiesta nacional», dijo a Efe Carlos Ochoa, un joven disfrazado de monja y con gafas de sol, cuando estaba a punto de cruzar de país.
El vivir en la frontera ha creado un ambiente festivo cada 31 de octubre del lado mexicano, donde los niños se han acostumbrado a cruzar por los puentes internacionales ya sea a pie o en automóvil, pese a que se crean filas de hasta dos horas.
Y todo para convivir en familia de una manera sana pero divertida, en un festejo que se alarga hasta la madrugada.
«(Me dieron) dulces y muchas más cosas», contó a Efe Jorge Zavala junior, un niño de unos diez años disfrazado con una camisa blanca y ensangrentada.
Explicó que desde que es chiquito su familia tiene la costumbre de cruzar el puente. «Siempre lo hago», y afirmó que se divierte mucho porque en El Paso le regalan «muchos dulces y más cosas».
De esta manera, y pese a la crisis migratoria que enfrenta la región y las tensiones diplomáticas que esta ha detonado entre el Gobierno de México y Estados Unidos, la frontera parece diluirse más que nunca por unas horas.
UN MESTIZAJE MUY PRESENTE
Pero la tradición del Día de Muertos mexicana, que se festeja popularmente el 1 y 2 de noviembre, no es opacada en esta región del país por el Halloween.
Al contrario, Halloween se ve más como un complemento de la temporada, y son dos celebraciones distintas en donde hay tiempo para la diversión pero también para reflexionar y honrar a los familiares o amigos fallecidos, siguiendo la más pura tradición mexicana.
«Pues de las dos partes igual, tanto el día de muertos como Halloween», afirmó Jorge Zavala, quien va acompañado de su hijo.
Este joven aseguró que este 1 y 2 de noviembre lo pasará también con la familia «haciendo altares» y recordando así a «nuestros parientes».
Este 1 y 2 de noviembre se celebra el Día de Muertos en México, una celebración común a todas las culturas de Mesoamérica que tenían un concepto parecido sobre muerte y su significado, y que, con la llegada de las españoles, adquirió mestizaje y sumó nuevos elementos y significados católicos.