México, 24 ene (EFE).- La frontera que separa Guatemala de México por el río Suchiate, limite natural entre ambas naciones, está este viernes en calma luego de los dos intentos masivos esta semana de migrantes de entrar irregularmente en el país, que fueron reprimidos por la Guardia Nacional.
Según constató la Agencia EFE, el puente fronterizo Rodolfo Robles, que une México con Guatemala, abrió este viernes de manera normal y permite tanto el paso de personas como de vehículos.
Antes del cruce hacia México, se inspecciona la documentación y los vehículos en aduanas.
Del lado mexicano, en las cercanías del río Suchiate, apenas hay presencia de la Guardia Nacional, un nuevo cuerpo militar-policial de México que estos días ha sido utilizado para contener el flujo migratorio.
Solo en los llamados cruces informales por el río Suchiate -utilizados habitualmente por gente de la zona para cambiar de país más rápidamente- hay presencia de guardias nacionales junto con agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) que revisan la documentación de quienes cruzan.
Del lado guatemalteco, en Tecún Umán, la presencia de migrantes también se ha visto reducida en las últimas horas, si bien se estima que todavía podrían quedar varios centenares de ellos en el albergue de la localidad.
Miles de migrantes, en su mayoría de Honduras, cruzaron irregularmente este jueves el río Suchiate y de manera sorpresiva ante la ausencia de autoridades, repitiendo una acción que ya habían llevado a cabo el lunes.
En las dos ocasiones, la Guardia Nacional contuvo a los migrantes y detuvo a la inmensa mayoría de ellos.
Este jueves, el Instituto Nacional de Migración (INM) informó que había interceptado a 800 y estaban buscando a 200 más tras la incursión de ese día.
«Le dije hoy al secretario de Defensa: ‘Transmítale al general Vicente, encargado de esta acción, mi reconocimiento por no utilizar la fuerza», dijo este viernes el presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien consideró que la Guardia Nacional había actuado «muy bien».
Desde mediados de enero, miles de centroamericanos iniciaron una caravana para llegar hacia Estados Unidos, y llegaron a la frontera entre Guatemala y México días después.
El pasado fin de semana, al menos 1.000 personas entraron regularmente en el país y fueron llevadas a estaciones migratorias, y si bien se estaría evaluando su condición de asilo o la oferta de trajo, las autoridades migratorias reconocieron que la mayoría serán deportados.