El Cairo, 8 ago (EFE).- La fiesta de la cantante estadounidense Jennifer López llega mañana a Egipto con la gira «It´s my party» tras pasar por Israel, una decisión que está haciendo a JLo toparse de frente con las tensiones geopolíticas entre árabes e israelíes y agregar polémica a su show en la tierra de las pirámides.
La estrella parece no haber tenido en cuenta las sensibilidades políticas de Oriente Medio al diseñar la gira internacional con la que está celebrando su 50 cumpleaños por medio mundo.
Hace una semana, JLo cantó en Tel Aviv ante un público entusiasta y ella correspondió publicando fotos posando en la playa de la capital israelí, en el sagrado Muro de las Lamentaciones de Jerusalén y dando las gracias a las 50 000 personas que corearon sus canciones.
De Tel Aviv voló a Moscú y la siguiente parada será mañana, viernes, en la localidad egipcia del Nuevo Alamein, surgida a orillas del mar Mediterráneo, una zona que se ha convertido en la predilecta para veranear entre los egipcios más pudientes y donde son frecuentes las fiestas y conciertos con invitados de renombre internacional.
Pero en Egipto, un país que mantiene relaciones diplomáticas con Israel pero en el que los sentimientos hostiles hacia el vecino siguen estando muy vivos 40 años después de la firma de un tratado de paz, no han gustado las expresiones de afecto de JLo en Israel.
El movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) de Egipto ha instado a la constructora Orascom, una de las más grandes del país y el principal patrocinador del evento, a que cancele el concierto de Jennifer López «en solidaridad con el pueblo palestino y en contra de los crímenes del enemigo sionista».
El BDS, que había lanzado una campaña para que JLo no acudiera a Israel, trata de arruinar ahora la fiesta a la cantante en Egipto y ha difundido un vídeo en el que se puede ver a Jennifer López junto a imágenes de bombardeos israelíes sobre territorios palestinos ocupados, removiendo así las conciencias de los árabes.
Los llamamientos al boicot han crecido en las redes sociales en la pasada semana, no sólo por la actuación de la estrella en Tel Aviv sino porque al aterrizar se dijo feliz de visitar Israel por primera vez y calificó el país de «patria».
Algunos usuarios de Twitter e Instagram le han señalado a la cantante de origen latino que Israel es un «Estado de apartheid», que ocupa la tierra de los palestinos y, de forma irónica, le han recordado que ha actuado en un lugar llamado Palestina.
A pesar de las expresiones de rabia online, parece que el concierto de JLo en Egipto no corre peligro y las empresas que participan en la organización del evento o lo patrocinan, como la compañía de telecomunicaciones estatal o la de transporte compartido Uber, no han dejado de anunciar el gran evento a bombo y platillo.
Todo está listo para que mañana por la noche JLo suba a un escenario en medio de un paraje desértico, al que acceder cuesta entre 1350 libras egipcias (unos 80 dólares/71 euros) para los billetes más económicos, hasta 3500 libras (210 dólares/187 euros) para las entradas de la zona VIP, las primeras en agotarse.
Las localidades costeras de Egipto han hospedado otros eventos exclusivos de estas características, en los que sólo pocos afortunados pueden disfrutar de sus estrellas favoritas, aunque no siempre están exentas de polémica.
En general, la polémica tiene más que ver con la ropa -o la falta de ropa- de las artistas, como fue el caso de Beyoncé hace una década, pero es en esta ocasión el histórico conflicto árabe israelí el que ha conseguido hacer sombra a la vestimenta sensual de JLo considerada poco adecuada en un país musulmán conservador como Egipto.
Por Francesca Cicardi