El reciente estreno del documental “The Last Dance” puso nuevamente en el foco la magnificencia de la figura de Michael Jordan. Basquetbolista, golfista aficionado, hombre de negocios; el multicampeón de la NBA es esto y mucho más. Pocos saben que, allá por 1984, MJ estampaba su firma en un acuerdo que cambiaría las bases de la industria de la vestimenta deportiva; una unión que daría nacimiento a la línea de calzado más importante de la historia reciente: las Tenis Nike Jordan.
Phil Knight, el director ejecutivo de la marca de la pipa, aseguró alguna vez que firmar un contrato con Michael Jordan fue “la mejor decisión de su vida”. Es que la unión, que hoy es vista como un éxito absoluto, estuvo muy cerca de no producirse: Su Majestad, por entonces uno de los rookies con mayor proyección de los Estados Unidos, veía con mejores ojos un vínculo con Adidas. Sin embargo, la empresa de las tres tiras consideró que igualar las cifras del contrato que le proponía Nike a Jordan era demasiado arriesgado porque el escolta no era garantía de éxito en la liga y sería difícil que opacara, en términos de publicidad, a basquetbolistas como Larry Bird o Magic Johnson. Incluso, por lo bajo, algunos directivos de la firma aludían que Jordan no tenía la talla suficiente como para ser una estrella.
En medio de esta disputa, apareció Converse, la marca que tenía entre sus filas a las dos figuras nombradas arriba, y se quiso quedar con Jordan. Sin embargo, MJ tenía ya una decisión tomada y en septiembre de 1984 selló su imagen a Nike, a través de un contrato importante desde lo numérico y desafiante desde lo deportivo.
El gigante comercial, por entonces una empresa en crecimiento que había pasado de facturar 28 a 867 millones de dólares en 10 años, se reservaba el derecho de romper el vínculo si el basquetbolista no lograba al menos uno de tres objetivos en los primeros tres años de contrato: ser elegido como el novato de la temporada, jugar un All Star Game o promediar 20 puntos por partido. Pocos confiaban en que pudiera ocurrir lo que efectivamente sucedió: Jordan alcanzó los tres objetivos en el año de debut.
Tenis Nike Jordan: un inicio polémico
Con esta firma nacían las Nike Air Jordan, que fueron disruptivas desde el mismo momento de su concepción. Las tenis de MJ eran rojas y negras, pero por aquel tiempo la Liga exigía que el calzado de los jugadores fuera blanco, por lo que comenzó a cobrarle una multa de 5000 dólares a Jordan por partido que Nike pagaba religiosamente. Esta situación, sumada a la tremenda performance del número 23 de los Bulls, se convirtió en una fenomenal campaña de publicidad que generó que, en su primer año en el mercado, las Nike Air Jordan cosecharan 100 millones de dólares en ventas.
Lo que vino después fue la construcción de una línea de indumentaria deportiva que sacudió las mismísimas bases del negocio tal cual se lo conocía hasta ese momento. En 1987, Nike lanzó las Air Jordan II y a partir de ese momento fue actualizando el modelo anualmente y ligándolo a diferentes estrellas ascendentes de la NBA. Desde Dominique Williams, ganador del concurso de volcadas en 1988, hasta Zion Williamson, el novato más reconocido desde Lebron James y número 1 del draft en 2019, pasando por Vince Carter, Carmelo Anthony y Russell Westbrook. Todos utilizaron o utilizan las tenis de la estrella de los Chicago Bulls. Y todos han contribuido a la conversión de las Nike Air Jordan de un mero calzado a un símbolo deportivo.
La trascendencia de las Nike Air Jordan impulsó la expansión económica de Michael Jordan, que durante su carrera como basquetbolista acumuló 93 millones de dólares en concepto de salarios y hoy posee una fortuna calculada en más de 1600 millones, según datos de la revista Forbes. Es el dueño de los Charlotte Hornets, tiene mansiones, un campo de golf y hasta un jet privado pintado con los colores de su universidad. Algunos de los trazos que pintan la historia de un símbolo del básquetbol que, sin proponérselo, revolucionó la industria del calzado deportivo.