Aunque el país que ha usado el modelo de la ‘inmunidad del rebaño’ es Suecia, parece que aquí la apelación a que la gente se quede en casa por buena voluntad, que es la invitación llana a que cada cual haga lo que se le viene en gana, es una apuesta oculta para usar ese modelo que apuesta, así lo dicen los encargados de la estrategia sueca, a que todo mundo se contagie del COVID-19, bajo la lógica de que ésta será la única manera de crear inmunidad colectiva, aunque ese modelo tiene su precio.
Hay que decir que en aquel país escandinavo, que no ha cerrado negocios y permite la libre circulación de sus ciudadanos, la apelación a la responsabilidad se hace bajo la premisa, cierta del todo, de que el pueblo sueco es de los más disciplinados y responsables del planeta, aunque eso no ha obstado para que sus registros señalen que para el día de ayer hay poco más de 30 mil infectados, con 3 mil 679 muertes registradas, lo que por cierto nos da una mortandad alta, de alrededor del 12 por ciento.
Por lo demás, hablar de rebaños en este país no está del todo errado, lo que nos da una imagen exacta del comportamiento general, pues en estos momentos cuando los números de infectados crecen cada día y ya tenemos más muertos que los que registró China, el foco de la pandemia, ubicándonos ya en el número 17 de los países del mundo con mayor número de contagios y undécimos del planeta en número de muertos.
Sobra decir que los números no le salieron al subsecretario López-Gatell, pues ya superamos los 4 mil muertos que él aseguraba que habría en México, esto apenas el mes pasado, ni parece que, con 5 mil 45 decesos hasta ayer, vaya a cumplirse su previsión de que los fallecidos en el país serán del orden de los 6 mil.
Sobra decir también que si la gestión gubernamental de la crisis sanitaria parece fallida, según sus mismos números muestran que la curva de contagios no se aplanará por decreto, a propósito de quienes ahora prometen contar, a su arbitrio y conveniencia el bienestar de los mexicanos, la sabiduría popular, la responsabilidad de este pueblo bueno y la atención a las medidas recomendadas para evitar que esto vaya a peor, no han aparecido por ninguna parte.
Aquí, donde también parece que ya se apuesta al contagio general, se habló la semana pasada que sólo el 20 por ciento de la población estaba confinada, lo que quiere decir que el 80 por ciento restante anda por las calles tan campante, aunque visto lo visto este fin de semana parece que ya las precauciones cansaron a la mayoría, que decidieron también hacer como si aquí no pasara nada, cuando vamos a alcanzar entre ayer y hoy los 700 casos de contagios registrados, que sabemos que son, si bien nos va, una décima parte de los casos reales.
Ayer, por ejemplo, el primer cuadro citadino era una fiesta, las calles llenas de autos, como si fuera un día hábil de aquéllos de antes de la contingencia, y aceras y plazas llenas de paseantes, algunos con cubrebocas que, se sabe, dan una falsa sensación de seguridad sin medidas adicionales de cuidado, y muchos más con la cara descubierta.