El año que terminó claramente será recordado, en términos económicos, como un año de paralización y lentísima recuperación de la actividad económica a nivel global. Son pocos los sectores de la actividad productiva -tanto de bienes como de servicios- que no se hayan visto perjudicados por la inesperada irrupción del virus Covid-19 a nivel mundial.
Lamentablemente los golpes de la pandemia se han hecho sentir con más fuerza en aquellas regiones que contaban con poco margen para hacer frente a los acontecimientos venideros. Es el caso de Latinoamérica y la mayoría de sus países. A la hora de medir la evolución de la situación de cada nación el aumento o caída en las inversiones resulta un factor clave, ya que es a partir de ellas que se pone en marcha el proceso productivo y se impulsa la economía.
En el caso de México este factor está arrojando cifras poco alentadoras. Según lo informado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), en el mes de septiembre la inversión fija bruta registró una caída de casi un 18% con relación al mismo mes del año pasado, y -2.9% en comparación con el mes anterior.
Con estos números la inversión privada en el país registra un nuevo y triste récord histórico de 20 meses de contracción consecutiva. De esta manera el actual gobierno se aleja de los 69 meses de crecimiento constante de la gestión de Ernesto Zedillo e incluso superó el periodo de 16 bajas continuas durante el gobierno de Vicente Fox, etapa que finalizó en marzo de 2002.
Analistas del Grupo Financiero Monex estiman que en total este año la inversión caerá un 17%. Si bien la coyuntura mundial es uno de los principales factores, se considera que uno de los aspectos de principal influencia es la falta de confianza en la actual administración.
La falta de inversión privada en el país presenta directas e importantes consecuencias. Con la disminución de recursos se frena la producción de empleo, y necesariamente incidirá también en una caída del consumo. La baja en las inversiones es, entre otros aspectos, una de las responsables por las bajas negativas proyecciones respecto de la economía mexicana.
Si bien ha mejorado en los últimos meses, la expectativa de contracción del Producto Interno Bruto (PIB) mexicano es de 9.10% para 2020 conforme la encuesta mensual del Banco de México (Banxico) entre diversos especialistas. Ya para 2021 los encuestados prevén un crecimiento en la economía de 3.29%, un pronóstico bastante alejados del aumento de 4.6% presentado por el Gobierno.
Frente a este panorama son muchas las empresas e individuos que se encuentran desorientados respecto de cómo obtener recursos para sus empresas o dónde invertir su capital. En ese sentido el mercado sigue ofreciendo varias opciones. En primer lugar, el interesado debe informarse y conocer los bancos disponibles para una inversión. Por otra parte es buen momento para abrirse a nuevas alternativas como ingresar en el mercado de las criptomonedas, un rubro cada vez más desarrollado en América Latina y que de a poco va ganando adeptos.