Según una medición de los economistas locales, el ingreso de las familias de Aguascalientes sufrió una disminución del 50 por ciento, un cálculo conservador, claro, durante los dos meses y días que duró la contingencia sanitaria, en tanto que los gastos que tuvieron que afrontar crecieron en un 30 por ciento, por los aumentos y el mayor consumo de agua, luz y telefonía que impuso el confinamiento.
El asunto se complica si tenemos en cuenta que centenares y hasta miles de pequeños negocios no soportaron el parón y ya no reabrirán y que muchas empresas tendrán que ajustar sus plantillas para poder sobrevivir, pues se ha dicho, para que nadie albergue falsas esperanzas, que la recuperación de las actividades económicas será lenta, como constataron aquellos que en días recientes levantaron las cortinas y ahora rematan sus inventarios para poder seguir funcionando.
Mucha imaginación y una buena dosis de paciencia tendremos que tener todos, pues los escenarios para lo que resta del año no son los mejores, recordando que la economía mexicana ya estaba en recesión antes de que irrumpiera el Covid-19 y las proyecciones más positivas no ven posibilidades de recuperación hasta en unos meses y en todo caso hasta el todavía lejano 2021.