Para muchas librerías el internet se convirtió en su super héroe en tiempos de pandemia y las páginas virtuales vinieron a ocupar ese espacio de supervivencia durante el confinamiento provocado por el coronavirus (Covid-19).
En un fascinante recorrido por las librerías de la ciudad nos encontramos con la legendaria Papelería y Librería Madero a quien la modernidad
y los años la han golpeado, a casi medio siglo de su existencia conserva libros muertos que esperan ser leídos. El olor y el aspecto sombrío la
hacen ver un tanto devastada ya que desde antes de la pandemia venía arrastrando problemas por las bajas ventas.
Guadalupe Carrillo, empleada del lugar nos comentó que la librería siempre ha permanecido abierta, los horarios han variado, pero durante
los tiempos de mayor encierro representó un respiro para las pocas personas que caminaban por las calles. Con profunda nostalgia nos
comenta que la cultura se está perdiendo, ya no hay el mismo entusiasmo, entiende que hay otras prioridades, pero al abrir un libro también se abren miles de oportunidades, cree que aún se puede rescatar este maravilloso espacio lleno de letras, historias y anécdotas que aún no son contadas, por lo que “la lectura adelanta el tiempo de la vida y, paradójicamente, aleja el de la muerte. Leer es buscar otras realidades para comprender mejor esta realidad”. Fabricio Caivano.
Por su parte la reconocida Librería Universal arropó a sus clientes frecuentes con algunas promociones como descuentos, meses sin intereses además de ofrecerles las que las mismas editoriales les brindaban. No fue fácil para ellos, comenta Mónica García, ya que permanecieron cerrados alrededor de dos meses y medio y hubo clientes que a pesar de tener la página de venta en línea y entrega a domicilio en todo el país, hubo quienes les estuvieron llamando para asegurase de la entrega, pues se encontraban un tanto desesperados por el confinamiento y un buen libro fue el refugio para muchos, concluye.
Las ventas no se modificaron mucho, las familias primero agotaron lo que tenían en casa y pensar en una compra pasó a segundo término
y ahora con la vuelta a la nueva normalidad y el regreso a clases esperan recuperarse o por lo menos seguir de pie para seguir brindando el mejor servicio.
Mientras tanto, las librerías Gandhi que se han caracterizado por su oportuna publicidad, en sus aparadores se puede leer con letras grandes, ”¡Ya abrimos!, Te esperamos con los libros abiertos”, ya que estuvieron cerradas cerca de tres meses, por lo que atendieron a través de su página web a los clientes que acostumbraban visitarlos de forma presencial, algunos emigraron por lo que no los dejaron del todo abandonados, aunque comenta la gerente de la sucursal en Aguascalientes que aun así la pandemia les ha dejado grandes pérdidas, pues ya que un indicador repuntó pero el otro totalmente decayó. Se estuvieron manejando promociones, libros a bajo costo y entregas a domicilio de forma gratuita. Actualmente poco a poco los clientes empiezan a visitarlos de los cuales un 85% se llevan algo, así que “esta historia la vamos a escribir todos cuidándonos”.
En cuanto a los comerciantes de libros usados, platicamos con los encargados de la mágica calle Matamoros donde está llena de tesoros y han permanecido abiertos en todo momento, ellos se estuvieron promoviendo a través de las redes sociales, Yeshica Chávez nos comentó que la magia de estas librerías es descubrir nuevos lectores que al pasar se sienten atrapados y se paran a preguntar, antes que abrieran los bares los libros se convirtieron en nuevas alternativas para los jóvenes, pero al regresar la vida de los bares se han quedado con los mismos lectores de siempre. César Gómez, quien es el presidente de la asociación de los libreros invita a que se acerquen ya que para ellos es su fuente de ingresos.
EL HÁBITO DE LA LECTURA POCO A POCO VA A LA BAJA
Según el levantamiento de información del MOLEC que se realizó en febrero del 2019 para dar continuidad al ejercicio estadístico que inició en 2015, de cada 100 personas de 18 y más años lectoras de los materiales considerados por el Módulo de Lectura 2019, 42 leyeron al menos un libro.
En 2015 la proporción fue de 50 por cada 100. El promedio de libros leídos por la población de 18 años y más en los últimos doces meses, fue de 3.3 obras.
A pesar del incremento en el uso de las tecnologías de la información, predomina la preferencia de materiales impresos. La asistencia a establecimientos de venta o préstamo de materiales de lectura es baja. El 25.3% acudió a la sección de libros y revistas de una tienda departamental, 19.7% indicaron haber asistido a una librería, 14.9% visitó un puesto de libros o revistas usados y el menor porcentaje lo registró la asistencia a una biblioteca (11%).
El 59.1% de la población de 18 y más años de edad declaró haber tenido libros diferentes a los de texto en casa; la mitad veía a sus padres
leer; al 33.5% les leían sus padres o tutores y el 27.1% de la población declaró que hubo fomento para la asistencia a bibliotecas o librerías.
Mientras tanto Aguascalientes carece de un indicador que muestre el comportamiento de sus lectores, lamentablemente el MOLEC no comparte información dividida geográficamente, ya que su muestreo es nacional y sólo contempla a quienes tienen 18 años y más, además de la escolaridad, nivel socioeconómico, etc., para la mejor comprensión y observación de los lectores.
En Aguascalientes existen 65 salas de lectura, las cuales se encuentran en la capital del Estado (muchas de ellas en zonas de alto riesgo) y en diferentes municipios que se ubican en diferentes instalaciones como Centros de Readaptación Social, domicilios particulares, escuelas, iglesias, restaurantes, oficinas de Gobierno y centros culturales, así como salas itinerantes.
Por su parte el ICA muestra interés en la gestión del fomento a la lectura y diferentes actividades, desde círculos de lectura, la escucha de audiolibros, cine y talleres para atraer a más público.