Naciones Unidas, 30 sep (EFE News).- La ONU apeló este miércoles a la solidaridad y la cooperación para cubrir el déficit de 35.000 millones de dólares que necesita su alianza público-privada para desarrollar tratamientos, test y vacunas asequibles contra la COVID-19 en todo el mundo y recibió nuevos compromisos por parte del Banco Mundial, varios gobiernos y grandes farmacéuticas.
El secretario general de la organización, António Guterres, encabezó un evento internacional de alto nivel junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Reino Unido y Suráfrica para impulsar respuestas coordinadas a la pandemia y vacunas que sean accesibles para todos a través de su programa Acelerador de Herramientas contra la COVID-19 (Acelerador ACT).
«Todos los países tienen un interés nacional y económico en trabajar juntos para ampliar masivamente el acceso a los test y tratamientos y dar apoyo a una vacuna que sea un bien público global: una vacuna para la gente, que esté disponible y sea asequible para cualquier persona en cualquier lugar», afirmó Guterres en la apertura de la reunión virtual.
Uno de los pilares del Acelerador ACT es la plataforma de investigación COVAX, que tiene el mayor portafolio de vacunas contra la COVID-19 y en la que colaboran 167 países que representan más de dos tercios de la población global, sobre todo de Latinoamérica y Europa, pero con las notables ausencias de EE.UU. y China.
Los cerca de 3.000 millones de dólares que hasta ahora ha recibido la iniciativa han sido «críticos» para arrancar, dijo el secretario general de la ONU, pero ahora «se necesita escalar y asegurar un máximo impacto, lo que requiere 35.000 millones adicionales y debe empezar con una inyección inmediata de 15.000 millones».
«No vamos a lograrlo si los donantes simplemente distribuyen sus recursos del presupuesto de Asistencia Oficial al Desarrollo. Hay que pensar a lo grande. Es momento de que los países saquen fondos de sus propios programas de respuesta y recuperación», agregó el diplomático portugués, que pidió un «salto cualitativo».
Con similar contundencia se pronunció el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien advirtió que los «impresionantes resultados» que está dando la ciencia son «inefectivos sin solidaridad» y reiteró la necesidad de que los países hagan mayores aportaciones a la iniciativa para acelerar el fin de la pandemia.
«La brecha actual del Acelerador-ACT es de 35.000 millones. Es menos del 1 % de lo que los gobiernos del G20 han dedicado ya a paquetes de estímulo domésticos. Y por decirlo de otra manera, es casi el equivalente a lo que el mundo gasta en cigarrillos cada dos semanas», reivindicó el jefe de la OMS.
«Francamente, esto no es un problema financiero: es una prueba de solidaridad. Es un momento para decir no al nacionalismo y sí a nuestra humanidad compartida», sentenció Ghebreyesus, que esta semana alcanzó un acuerdo para hacer disponibles 120 millones de test rápidos en países de medios y bajos ingresos.
En ese sentido, compareció el presidente del Banco Mundial, David Malpass, quien dijo haber propuesto a la junta directiva del ente movilizar 12.000 millones de dólares en «financiación por la vía rápida» para que esos países menos favorecidos puedan comprar y distribuir vacunas de COVID-19 «una vez hayan sido aprobadas por varias agencias regulatorias respetadas y estrictas».
También se sumaron a la llamada solidaria de la ONU líderes de varios países que anunciaron nuevos compromisos financieros, entre ellos el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, que citó 440 millones de dólares, o la canciller alemana Angela Merkel, que añadió 100 millones de euros a los más de 600 previamente aportados.
Por su parte, intervinieron los máximos ejecutivos de las farmacéuticas Johnson & Johnson y AstraZeneca, que junto a la Fundación Bill Gates hoy emitieron un comunicado con otras grandes firmas sobre su «compromiso inquebrantable» para dar un «acceso equitativo global» a las vacunas que desarrollan contra la COVID-19 por encima del «beneficio».