Aun y cuando la aprobación exprés de las vacunas y medicamentos contra el Covid-19 generaron reacciones y otro tipo de problemas en la salud que ahora se están viendo en las personas infectadas, fue positivo que se haya tomado esa decisión porque era eso o dejar que la gente se siguiera muriendo.
Lo que sucede, explicó sobre el particular el doctor Guillermo Llamas Esperón, es que se tuvo que actuar con la premura que marcaba la circunstancia, por lo que el uso de algunos medicamentos y de las mismas vacunas se aprobaron por la necesidad y la urgencia que había de empezarlos a administrar y no tanto porque estuviera comprobada su efectividad o en su defecto los efectos colaterales que pudieran provocar en los pacientes contagiados.
Las vacunas y algunos medicamentos pasan por una prolongada etapa de estudios e investigaciones exhaustivas, pero frente al problema que se generó por la irrupción de la pandemia del Covid-19 hubo necesidad de dispensar algunas pruebas y comenzar con el uso de algunos fármacos y biológicos para proteger a la población, aunque eso derivó en que se presentaran algunas secuelas o efectos secundarios por su uso, aseveró.
Tras la aparición de la pandemia, añadió que “nos pasó algo que a veces uno no quisiera tener que pasar por eso, pero se tuvieron que hacer aprobaciones exprés de los medicamentos y de la vacuna, que si bien es cierto fueron estudiados, pero fueron estudiados con un seguimiento muy corto por la necesidad y la urgencia de empezarlos a administrar y aunque ya se contaba con otro tipo de vacunas para otros virus similares a estas, pues estas no habían sido plenamente definidas y después de la administración de algunas de ellas empezamos a ver pacientes con efectos secundarios, algunos serios por la vacuna”.
Empero, sostuvo que a pesar de ello fue muy importante que se actuara de esa manera para tratar de parar y frenar la altísima mortalidad que se venía teniendo por Covid y porque había que hacer algo para contener el problema sanitario que definitivamente nos vino a cambiar la vida a todos y en prácticamente todos los sentidos.
“Había que hacer algo y creo que fue acertado sacar las vacunas, aunque no se tuvieran estudios de seguimiento a tres, cuatro o cinco años, como es lo indicado, pero pues era imposible darles ese seguimiento a los estudios pivotales cuando los pacientes se estaban muriendo”, concluyó el médico especialista.