México, 19 dic (EFE).- La emblemática explanada del Zócalo de la Ciudad de México acoge como cada año a miles de capitalinos que quieren patinar sobre una pista de hielo, esta vez con la peculiaridad de que el material que pisan con sus patines resulta mucho menos costoso para el planeta.
La pista, a la que han llamado «Ecologísssima» y tiene 4.000 metros cuadrados, es la más grande montada hasta el momento por la empresa suiza Glice, quienes desde 2012 apostaron por esta alternativa al hielo, con un gasto energético por metro cuadrado equivalente al de una casa entera.
«Lo que sucede en este caso es que con 4.000 metros cuadrados nos ahorramos la energía de 4.000 casas en agua, combustible y electricidad», detalló Hans Broder, responsable de esta empresa especializada en hielo sintético en México.
De acuerdo a los datos aportados por el gobierno de la ciudad, se ahorran 398 litros de agua, 307.000 litros de gasolina, y más de 330.000 kilovatios de energía eléctrica.
El material es un polímero de alta densidad «con un par de ingredientes secretos» que consigue una superficie en la que los patinadores pueden deslizarse de una forma similar al habitual hielo.
Con las botas habituales que resbalan sobre el hielo con una cuchilla, patinar sobre esta superficie de plástico resulta más complejo para los expertos pero más sencillo para aquellos que jamás habían probado este deporte.
«Llevo un año patinando en hielo, es mi primera vez en este tipo pero mi sensación es más o menos la misma. Hay un poco menos de fricción por lo que es fácil para los que no saben pero implica más esfuerzo para los que ya saben», detalló Carlos, uno de los trabajadores de esta instalación que vigila que todo vaya bien para los usuarios.
Por ello, la empresa modifica regularmente la composición de las placas de polímero con la intención de generar cada vez un material más similar al hielo.
La pista se ve este año abarrotada y de hecho el primer día recibió más de 9.800 visitantes según los datos del gobierno de la ciudad, pero pocos usuarios se ven cruzando la pista con destreza, más bien la mayoría se desliza poco a poco agarrado a la barandilla, probablemente por el material.
Después de 1.500 pistas montadas en más de 90 países, incluyendo una en una playa de la India u otra en la cima de un hotel de Nueva York, la empresa se corona con esta infraestructura en Ciudad de México.
«Hemos ganado la copa del mundo de pistas de patinar. Esto es simbólico porque hemos marcado historia y la industria va a cambiar. Estamos agradecidos con México que también quiere cambiar y quiere transmitir ese mensaje al mundo», declaró Broder.
Para el empresario, estas pistas son el espíritu del siglo XXI y expresan su voluntad, como la de muchas otras personas, de que «todos los niños del mundo puedan patinar independientemente de las condiciones climáticas del lugar donde viven».
Aunque no haga frío en «Ecologísssima» y la sensación al deslizarse sea muy distinta, algunos de los usuarios explicaron que sienten ese espíritu navideño e incluso sensación de frescor por el color blanco del material.
«Patinemos salvando el mundo», terminó Broder.