Washington, EE.UU.- La ciudad estadounidense de Nueva Orleans, en el estado de Luisiana, se prepara para la inminente llegada de la tormenta tropical Barry, que está previsto que toque tierra con fuerza de huracán en la mañana de este sábado, con la amenaza de provocar graves inundaciones en toda la región.
La llegada de la tormenta, con vientos sostenidos de 100 kilómetros por hora y que avanza en dirección a la costa a una velocidad de 7 kilómetros por hora, según datos del Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés), ha llevado a la población a prepararse para el impacto e incluso a sopesar la posibilidad de abandonar la zona.
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, aseguró a la población que las autoridades se están tomando la situación "muy en serio" y señaló que, en estos momentos, más de 300 autobuses están a disposición de los ciudadanos por si es necesaria su evacuación.
De hecho, el aeropuerto internacional de Nueva Orleans, ciudad devastada en 2005 por el huracán Katrina, amaneció hoy con grandes colas generadas por la cancelación de algunos vuelos y por la ansiedad de numerosos pasajeros ante la inminente llegada de la tormenta tropical.
La situación ha llevado a las autoridades del Aeropuerto Louis Armstrong a pedir a los viajeros que gestionen cualquier cambio de itinerario a través de internet o de las propias aerolíneas, con el fin de evitar la congestión que está sufriendo el lugar.
"Compruebe el estado de su vuelo con su aerolínea antes de venir al aeropuerto. Y llegue temprano, las colas pueden ser más largas de lo habitual", advirtieron los gestores del Louis Armstrong a través de un mensaje de Twitter.
En un segundo mensaje, el aeropuerto instaba a los pasajeros a consultar el portal flymsy.com para obtener información actualizada sobre posibles cancelaciones y avisos.
"Se ven grandes colas para algunas de las aerolíneas y a mucha gente que viene al aeropuerto para intentar cambiar sus vuelos en persona", lamentó la portavoz del Louis Armstrong, Erin Burns, en un comunicado del que se han hecho eco los medios locales.
Este jueves, la compañía Allegiant Air anunció la cancelación de tres de sus vuelos con salida en Nueva Orleans, mientras que British Airways ha informado de la suspensión hasta el próximo domingo de todos sus vuelos procedentes de la ciudad del estado de Luisiana con destino a Londres.
En las últimas horas, se ha podido ver a numerosos ciudadanos haciendo acopio de alimentos y gasolina, ante el temor de que la tormenta afecte a las redes eléctricas, lo que podría dejar a la población sin energía y obligar a los establecimientos a cerrar durante varios días.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, en inglés) alertó este viernes sobre lo "peligroso" de la tormenta, que se espera que se convierta en el primer huracán de la temporada atlántica y deje fuertes lluvias y vientos en la costa de Golfo de México en la costa del estado de Luisiana.
A las 11.00 hora local (15.00 GMT) la tormenta tropical se encontraba unos 160 kilómetros al suroeste de la desembocadura del río Misisipi y 185 kilómetros al sur suroeste de la ciudad de Morgan City (Luisiana).
El viento y la lluvia de la tormenta tropical ya están afectando Luisiana, y ciudades como Nueva Orleans se preparan para posibles inundaciones que dejará Barry, que podría convertirse en huracán poco antes de tocar tierra.
Los meteorólogos, que declararon la advertencia de huracán a lo largo de la costa de Luisiana, prevén que Barry se pueda convertir en huracán esta noche o el sábado temprano, cuando el centro de la tormenta esté cerca de la costa de Luisiana.
Una vez toque tierra se espera un debilitamiento en su rumbo hacia el norte.
No obstante, se teme que Barry provoque en los próximos días inundaciones en zonas cercanas a la costa debido a la subida del mar, el fuerte oleaje y las intensas lluvias, que afectarán también a otros estados del sur del país.
La temporada de huracanes en la cuenca atlántica comenzó oficialmente el 1 de junio, pero antes, el 20 de mayo, se formó al sursureste de Bermuda una tormenta subtropical, "Andrea", que se debilitó enseguida y no causó daños.