Biarritz (Francia), 24 ago (EFE).- La Unión Europea (UE) aporta al G7 más de la mitad de sus integrantes (al menos hasta que se produzca el «brexit») y desde esta posición de fuerza trazó este sábado sus líneas rojas antes del inicio de una cumbre de Biarritz que se prevé agitada.
El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, es un hombre conocido por no andarse con rodeos.
Y como tal, fue rotundo hoy al cerrar la puerta al regreso de Rusia al G7, poner la presión de un «brexit» sin acuerdo sobre los hombros del primer ministro británico, Boris Johnson, y sembrar dudas sobre la ratificación del acuerdo con el Mercosur si el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, no rectifica su política medioambiental.
Tusk representa en solitario a la UE en la cumbre del G7 en Biarritz (Francia) por la ausencia del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, recientemente operado.
Además, está ya de salida, pues cederá su puesto al belga Charles Michel el 1 de diciembre próximo.
Todo eso no le impide tratar de enarbolar la bandera de la democracia liberal y el Estado de derecho en un foro en el que estos valores cotizan a la baja.
El polaco hizo un diagnóstico sombrío sobre lo que espera estos tres días («un difícil test de unidad y solidaridad para el mundo libre») y sobre la «creciente dificultad para hallar un lenguaje común», que ha llevado al anfitrión Emmanuel Macron a renunciar a un comunicado final conjunto.
En su intervención ante la prensa, cuando los líderes del G7 aún no habían llegado a Biarritz, Tusk se mostró abierto a escuchar las propuestas de Johnson para la salida del Reino Unido de la UE, siempre que sean «operativas, realistas y aceptables para todos los Estados miembros, incluida Irlanda».
Y no se privó de lanzar un dardo en dirección al controvertido primer ministro británico, con quien mantendrá mañana su primer cara a cara: «Espero que Johnson no quiera pasar a la historia como Mr. No Acuerdo».
El británico tardó apenas unas horas en responder para devolver la pelota al tejado comunitario, con el argumento de que si la UE no retira la salvaguarda para Irlanda del acuerdo de salida, será Bruselas el responsable de un «brexit» salvaje.
«Si Donald Tusk no quiere ser conocido como ‘Mr. No Acuerdo’, entonces confío en que tenga también en cuenta ese punto», ironizó.
El «brexit» no forma parte de la agenda oficial de la cumbre, y todos sus actores, especialmente los anfitriones franceses, se emplean a fondo para tratar de que no empañe los trabajos.
Sin embargo, el estreno de Johnson en las lides multilaterales y el escaso tiempo que falta para evitar un escenario catastrófico hicieron que la cuestión británica se adueñase de los prolegómenos del encuentro.
Igual de rotundo se mostró Tusk a la hora de vetar la vuelta de Rusia al G7, algo que defiende EE.UU.. El ex primer ministro polaco considera que las condiciones que motivaron la expulsión rusa en 2014 por la anexión de Crimea no solo no han cambiado sino que han empeorado.
Y fue más lejos al sugerir que en lugar de reintegrar a Rusia, el grupo debería invitar a su cumbre del año que viene al nuevo presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para escuchar sus opiniones.
Si Tusk no dudó en llevar la contraria a Washington en el tema de Rusia, tampoco lo hizo al amenazar al presidente estadounidense, Donald Trump, con una respuesta conjunta de la UE si éste decide imponer aranceles al vino francés como insinuó recientemente.
En el almuerzo que mantuvieron hoy, Trump y Macron abordaron esa cuestión y el francés quiso desvincularla de la tasa que su país ha impuesto a los gigantes de internet, que había originado las amenazas de la Casa Blanca, según fuentes del Elíseo.
Tusk también defendió públicamente a Macron en su enfrentamiento con Bolsonaro por los incendios en la Amazonía, al poner en duda que el acuerdo de libre comercio con el Mercosur vaya a ser ratificado por los países miembros de la UE si Brasil no demuestra un mayor compromiso en la protección de la biodiversidad.
«Es difícil imaginar una ratificación armoniosa por los países europeos mientras el presidente brasileño permite la destrucción de los espacios verdes del planeta», dijo.
Para el presidente del Consejo Europeo, las imágenes de la selva amazónica en llamas «se han convertido en otro signo deprimente de nuestros tiempos».
La situación en la Amazonía será uno de los grandes temas que abordarán los líderes del G7 entre este sábado y el lunes a instancias de Macron, que pretende erigirse en el campeón global de la lucha contra el cambio climático.
Por Enrique Rubio