Pekín, 13 dic (EFE).-
Las muestras lunares traídas a la Tierra por la misión china Chang’e-5 son más jóvenes que las que obtuvieron misiones previas estadounidenses y soviéticas, según un estudio en el que han participado expertos de China y Estados Unidos.
El estudio, publicado en la revista científica Icarus, analizó el índice de madurez del suelo lunar recogido por la Chang’e-5 mediante técnicas magnéticas, lo que permite conocer los procesos de meteorización espacial que ocurren en la superficie de nuestro satélite, informó en las últimas horas la agencia Xinhua.
El índice de madurez del suelo lunar es un parámetro que mide el grado de exposición del suelo a las condiciones del espacio, como el bombardeo de micrometeoritos y el viento solar.
Investigadores de la Universidad de Geociencias de China en Wuhan, la Universidad de Brown y la Universidad de Hawái utilizaron técnicas magnéticas para medir el índice de madurez del suelo lunar de la Chang’e-5 y encontraron que su valor de Is/FeO está entre 4 y 20, uno de los valores más bajos obtenidos hasta ahora, lo que indica que se trata de uno de los suelos más jóvenes de la Luna.
El valor de Is/FeO se calcula a partir de la intensidad de una señal magnética que produce el hierro que hay en el suelo lunar.
El hierro se magnetiza por la acción del viento solar y los micrometeoritos, y cuanto más tiempo está expuesto el suelo lunar, más fuerte es la señal magnética.
«Esto indica que el suelo lunar de la zona de muestreo de la misión Chang’e-5 estuvo expuesto al entorno espacial durante un tiempo relativamente reducido después de su formación», dijo el profesor de la Universidad de Geociencias de China en Wuhan Xiao Long.
La sonda Chang’e 5 volvió a la tierra en diciembre de 2020 con casi dos kilogramos de muestras lunares, lo que convirtió a China en el tercer país en recoger muestras de nuestro satélite tras Estados Unidos y la extinta Unión Soviética.
El programa Chang’e (bautizado así en honor a una diosa que según las leyendas chinas vive en la Luna) comenzó con el lanzamiento de una primera sonda en 2007.
En los últimos años, Pekín ha invertido fuertemente en su programa espacial y ha logrado hitos como el alunizaje exitoso de una sonda en la cara oculta de la Luna en enero de 2019, un logro que ningún país había conseguido hasta la fecha.