Decano del periodismo crítico y sin concesiones. Maestro de múltiples generaciones de reporteros y amigo a toda prueba, Matías Lozano Díaz de León falleció el día de ayer a los 72 años en su casa y acompañado por su familia, en particular por su amada esposa, Lula Campos Cecoppieri.
Matías Lozano empezó su andadura en Aguascalientes de la forma más tranquila posible. Nada preveía que aquel joven funcionario de BANRURAL, y posteriormente director de campamento Alfredo V. Bonfil, daría prácticamente un salto de fe hacia los medios, y fue justo allí en donde casi de inmediato comenzó a descollar como un reportero metódico, pertinaz e incisivo que no dejaba ni una sola pregunta al aire.
Matías Lozano fue un trota redacciones -y siempre estuvo orgulloso de su constante cambio de empresas de medios-. Orgullosamente también fue reportero de HIDROCÁLIDO por un tiempo, invitado por Don Agustín Morales Padilla.
En su trayectoria hay que hacer una obligada escala en su paso como director de noticias del entonces Canal 6, posición que lo consolidó como uno de los más acabados periodistas de la región, cuya crónica del accidente de la pipa en la colonia Parras le valió el Premio Estatal de Periodismo.
Nunca le tuvo miedo a las nuevas tecnologías y fue pionero en el uso de las nuevas tendencias digitales para hacerse un lugar de privilegio en el círculo político, económico y social de Aguascalientes. Tras la fundación del Semanario Político Policiaco, trasladó sus esfuerzos a internet con CortandoPorLozano.com, en donde plasmó su fiera visión de los acontecimientos locales y regionales.
Matías Lozano no sólo deja detrás a cuatro hijos y una esposa, que siempre fueron su interés y adoración principal, sino que también deja a múltiples huérfanos que abrevamos de sus enseñanzas y guía en el camino pedregoso que es el periodismo. Fue lo suficientemente generoso como para compartir apenas en septiembre pasado con esta casa editorial dos de sus investigaciones periodísticas que cimbraron a la clase política hasta sus cimientos.
Antes que periodista, Matías fue un amigo entrañable y pródigo. Decenas de cafés quedaron pendientes, en los que sin duda la primera palabra hubiera sido “enséñame tus apuntes”, para luego armar una cátedra de cómo abordar el tema informativo, y luego dar paso al relato de cómo sus nietos seguían haciendo las delicias de Lula y de él mismo, por supuesto siempre pagando la cuenta.
Imposible decir adiós a Matías. Una parte importante del periodismo en Aguascalientes es a él, y nos queda seguir ese camino para honrar su memoria.
Descansa en paz, dilecto amigo.