Madrid, 3 jun (EFE).- Las personas tienden a querer ayudarse unas a otras aunque les suponga un esfuerzo, según un estudio que publica hoy Science Advances, que examina cómo todas las motivaciones para ser generosos interactúan entre sí.
Esta es la principal conclusión de una investigación publicada hoy miércoles en la revista Science Advances, en la que los sociólogos descubrieron que la gente elige mayoritariamente ser generosa con los demás, incluso con los extraños.
En el estudio participaron más de 700 personas y fue diseñado para ayudar a los investigadores a comprender el comportamiento prosocial (intención de beneficiar a otros) y cómo todas las motivaciones para ser generosos interactúan entre sí, según un comunicado de la Universidad de Ohio, en Estados Unidos.
El objetivo era hacer un «estudio exhaustivo para cuáles serían los efectos de esas motivaciones cuando se combinan, porque en el mundo real están mezcladas», explica en un comunicado el investigador principal David Melamed y profesor de Sociología en esa universidad.
Melamed pone el ejemplo de usar la mascarilla en público que nos protege de la covid-19, ya que significa hacer algo por alguien con un coste para ti: «es incómodo, pero contribuyes al bien público usándola y no propagando el virus».
Los científicos determinaron previamente cuatro motivaciones que influían a la gente para comportarse de una manera que beneficiara a otras personas.
En primer lugar, alguien que es tratado con amabilidad tiende a pagar con la misma moneda a esa persona; en segundo término, una persona está motivada a hacer algo por alguien si ha visto que era generoso con una tercera persona.
En tercer lugar, es probable que una persona haga el bien ante la presencia de personas de su entorno que podrían recompensar su generosidad. Y por último, es probable que alguien recompense por adelantado a otra persona si esta ha hecho antes algo bueno por ella.
Estas cuatro motivaciones han sido ya analizadas de forma aislada o algunas combinadas por pares, pero este estudio las considera en conjunto para ver cómo afectan unas a otras en el mundo real, donde los motivos para ser generoso pueden estar influidos por múltiples factores.
Para ello, los participante de la investigación, que se hizo «online», tenían que asignar hasta diez puntos a otras personas, una calificación que tenía un valor monetario, de manera que dar puntos tuviera un coste.
Según el sociólogo, el estudio contribuye a entender la gran cantidad y diversidad de comportamiento prosocial de los humanos.
«Desde una perspectiva evolutiva, es un poco desconcertante que incluso exista, porque estás disminuyendo tu propia aptitud en nombre de otros»; sin embargo, «lo vemos en las abejas y hormigas, y en los humanos y en toda la naturaleza», argumenta Melamed.