México, 15 may (EFE).- La pandemia por coronavirus que azota el mundo ha servido para que los latinoamericanos aprendan el valor de los sistemas de salud y reconozcan lo que se necesita para estar preparados en el futuro, según coinciden dos especialistas.
«Como sociedad en América Latina hay una enorme oportunidad de aprovechar, en el buen sentido, esta crisis y aprender cual es el valor de la salud que necesitamos para estar mejor preparados en el futuro para algo como esto», dijo a Efe Rolf Hoenger, director de área de Roche Pharma para América Latina.
La pandemia ha puesto en relieve importantes desafíos y necesidades, especialmente en los sistemas de salud de la región, ya que han mostrado dos importantes retos: el manejo de la pandemia en sí y la atención a pacientes con enfermedades crónicas que necesitan tratamiento.
«Uno de los principales desafíos es el foco de los sistemas de salud hacia la atención del paciente agudo y el crónico», aseguró Adriana Rubio, directora de área para la división Roche Diagnósticos para Latinoamérica.
Por ejemplo, los sistemas de salud latinoamericanos han demostrado tener una buena infraestructura en el tercer nivel de atención, pero una muy pobre en el primer y segundo nivel.
«Eso hace que el sistema esté volcado en atender la gravedad y no hay un buen sistema de atención en los pacientes crónicos», apuntó Rubio en una entrevista por videoconferencia.
PANDEMIA DEJA MUCHOS APRENDIZAJES
Hoenger explicó que la actual pandemia es una situación sin precedentes que ha representado un desafío para los sistemas de salud del mundo pues «nadie estaba preparado para esto».
Por ello se va a requerir de un gran trabajo a nivel público y privado para «repensar» cómo enfrentar una pandemia como esta en un futuro.
Aseguró que esto pone en relieve la necesidad de resiliencia del sistema y la voluntad de cooperación que ha existido entre el sector público, la iniciativa privada y la sociedad civil.
«Hemos visto – continuó- un esfuerzo enorme y positivo entre los sectores públicos y privados. Nosotros como empresa, estamos orgullosos de colaborar, buscar formas donde podemos agregar valor y ayudar a los gobiernos a pensar cómo hacemos para que el sistema de salud responda mejor».
Hoenger destacó además la importancia de la inversión pública en los sistemas de salud de la región, que en promedio es del 4 % del PIB, muy por debajo del estándar de la OCDE que se ubica en el 8 %.
Por ello, muchos países en Latinoamérica tuvieron que ir de manera más temprana al confinamiento porque eran conscientes de que tenían pocas camas de terapia intensiva y al llegar muy rápidamente a una alta curva de contagios, la situación se volvería insostenible.
«Es un muy buen aprendizaje para pensar en el futuro y empezar un diálogo. Necesitamos estar preparados para esto», aseguró.
LOS DESAFÍOS PENDIENTES
La rápida evolución de la pandemia a nivel global ha representado un desafío para la industria farmacéutica que ha tenido que trabajar contrarreloj para incrementar el suministro de pruebas de diagnóstico y descifrar el potencial de los tratamientos para tratar de manera efectiva al virus.
«Con esta pandemia hemos visto el valor que tiene un buen diagnóstico, y el impacto que puede tener un diagnóstico temprano en el sistema de salud», afirmó Adriana Rubio.
Desde su perspectiva, la pandemia es una oportunidad «única» de repensar los sistemas de salud, cómo se atiende a los pacientes y cómo se maneja la prevención para así poder hacer intervenciones que sean mucho más costo-efectivas.
Además de que la investigación clínica resulta fundamental para demostrar aquellas intervenciones que valen la pena, las que son valiosas para el sistema, pero también las que son obsoletas.
Sin embargo, el principal desafío, según Rubio, está en cómo enfrentar la demanda «pues no es posible que una sola empresa o un solo gobierno seamos capaces de escalar la producción de todos los insumos de salud necesarios».
Es ahí donde ambos expertos coincidieron en que el trabajo debe ser mano a mano con los gobiernos, los científicos y aquellos que tienen el conocimiento necesario para lograr que los recursos actuales tengan una mejor disponibilidad.
«No hay fórmula mágica para satisfacer a la población mundial por lo que necesitamos trabajar conjuntamente y definir estrategias que nos permitan hacer el mejor uso de los recursos disponibles», concluyó.