México, 6 dic (EFE).- Jorge Martínez, líder de la banda de rock asturiana Ilegales, aseguró este viernes en una entrevista con Efe que la inmigración «felizmente va a acabar con la identidad cultural» en un mundo en el que ya no tienen sentido las fronteras.
El salvajismo del grupo asturiano que en 1981 ganó el concurso rock Ciudad de Oviedo, lo que les sirvió como lanzadera para darse a conocer, está intacto casi 40 años después y jamás han renunciado a la lucha social a través de la música.
«La inmigración felizmente va a acabar con la identidad cultural. Va a enriquecer todo y va a hacer que esa identidad se diluya y desaparezca. Las fronteras estallan de hambre pura, y en este momento pues están trascendiéndose constantemente. El mundo cada día es más pequeño, todo está más junto», expresó Martínez (Avilés, 1955), conocido como Jorge Ilegal.
Esta banda de rock que siempre ha estado del lado de lo políticamente incorrecto y no podía ser menos en su último trabajo, «Rebelión», en cuya gira se encuentran actualmente.
«Es un disco en el que tocamos todos los temas que no hay que tocar como son las drogas, el suicidio, la peligrosidad de la mansedumbre o la homosexualidad. Es un disco ácido como los tiempos que vivimos», detalló Martínez.
A pesar del paso de los años, Ilegales siguen llenando sus conciertos y son admirados por todo lo que han representado desde que se dieron a conocer en los años 80.
Asimismo, el título del trabajo se decidió hace dos años, cuando los miembros de la banda vieron la necesidad de una rebelión necesaria, o «incluso imprescindible y además inevitable».
Con esto Martínez se refirió a las diferentes situaciones de convulsión social que se están dando principalmente en Latinoamérica, como en Chile, Ecuador o Colombia.
«La gente lucha por sus derechos civiles que han sido cercenados de manera salvaje. Es un si no luchas, te matas. Y no quieren matarse. Toda la sociedad civil a nivel global corre el riesgo de morir de la manera más repulsiva posible, que es chupada por una serie de individuos que se están haciendo con lo necesario para subsistir de todos», matizó el músico.
Y para expresar su inconformidad, Ilegales juega con sus letras y sus sonidos, que han evolucionado y ganado más calidad con el paso de los años pero siempre sin perder su esencia.
«En mi caso, pues toco la guitarra. En algunos momentos suena como una gata en celo, chirriante. En otros momentos suena como un avión cuando rompe la barrera del sonido. Y en los momentos más gloriosos suena como cuando estás sobre las nubes llamando ya a las puertas del cielo», detalló Martínez casi teatralmente.
UN ROCK ELEGANTE Y DIRECTO
Del mismo modo que dan rienda suelta al sonido, siempre han intentado mantener la elegancia en sus letras a pesar de ser unos viejos rockeros, algo que, declaró el asturiano, no abunda mucho en el panorama musical español.
«En Ilegales tratamos todos esos temas incómodos sin barreras, pero sin echar espumarajos por la boca. Alguno de mis compañeros utilizan los espumarajos de una manera tan reiterada que llega a ser hasta cursi. Las palabras hay que usarlas con solvencia, con conocimiento de la sintaxis y del léxico, y apuntando a los objetivos que se pretende derribar. Hay que ser directo y hay que ser elegante», sentenció.
Para él, el cliché de «rockero piojoso» no se corresponde con ellos, sino con algunos de sus «hilarantes» compañeros de profesión.
A pesar de esta tendencia a la mesura, Ilegales se ha hecho todavía más radial con el paso del tiempo al darse cuenta de la necesidad de desprenderse de algunos conceptos, «como raza o religión», que son una carga cultural.
«Es como una lepra que puede corroernos», dijo.
Para terminar, Martínez hizo una oda a la bondad recordando que «es el momento de no reconocer naciones, ni fronteras, ni banderas. No hay que ser indulgente con esas cosas. En eso consiste ser bueno y dar pasos hacia la humanidad que deberíamos ser».