Madrid, 27 may (EFE).- La moda ha abierto las puertas a las modelos «in between», modelos de talla mediana cuyos físicos se corresponden con tallas consideradas normativas en la industria, en una horquilla que va de la 38 a la 42 y cuyas figuras cobran protagonismo en desfiles, catálogos y campañas.
El «body positive», filosofía ligada a la aceptación y la reivindicación de la diversidad de cuerpos y tallas, consolida su hueco en la moda. Ser modelo es, desde hace ya varias temporadas, un oficio que ya no se nutre únicamente de cuerpos esbeltos y tallas pequeñas, sino que busca una actitud reflejada en diferentes tipos de fisionomías dentro del amplio abanico de constituciones corporales del mundo real.
Las modelos «in between» o, literalmente, de talla media, representan al porcentaje de tallas más extenso y han sido, hasta hace relativamente poco tiempo, olvidadas en el espectro de representación en el que las modelos de pasarela llegaban hasta la talla 36 y las «plus size» partían de la 42.
En un cambio de relato que busca reflejar todas las posibilidades, las modelos de talla media cobran ahora protagonismo.
El nombre del momento entre firmas y agentes de moda es el de Jill Kortleve, portada de Vogue Abril, protagonista de la última campaña de H&M y modelo sobre los últimos desfiles de Chanel, Valentino o Alexander Mcqueen. Con 1,75 metros de altura y 107 centímetros de cadera, la holandesa demuestra que las medidas perfectas son todas.
«Durante estos años hemos visto modelos ‘red’ (modelos pelirrojas), ‘grey’ (aquellas de pelo canoso) y diferentes grupos que han ido surgiendo a raíz de un deseo del público por verse identificado en grupos», explica a Efe Kristen Wicce, fotógrafa de moda y representante de modelos.
Según Wicce, este nuevo arquetipo de modelo «siempre ha existido y seguirá existiendo», aunque sus embajadoras han sido encasilladas hasta el momento en trabajos como «catálogos comerciales y publicidad». La especialista resalta que la industria de la moda va más allá de una pasarela, que es simplemente «una propuesta de tendencias» mostradas por diferentes prototipos.
«Lo más característico de una modelo ‘in between’ es que abarca esa medida media en la que nos encontramos la mayor parte de la población; las modelos de pasarela utilizan la 36, y las ‘plus size’ se introducen a partir de la 42, por lo que las tallas intermedias siempre han quedado en el aire», señala.
Para Wicce, que lleva diez años trabajando en el sector internacional, el auge global de la demanda de estos cánones viene impulsada por el uso de las redes sociales: «antes al público solo trascendía la imagen que proyectaban las firmas, pero con la llegada de las redes sociales, la presión ha dado cabida a la diversidad de cuerpos y a que todo el mundo pueda tener su hueco», detalla.
En su opinión, la consolidación de este canon se debe a «una cuestión de empatía», en la que las tallas más comunes puedan verse representadas y, aunque ya existían sin contar con una denominación específica, darán mucho que hablar durante las próximas temporadas, a nivel nacional y también internacional.
«Muchos diseñadores jóvenes apuestan en sus desfiles por introducir cánones diferentes al común en la pasarela», argumenta sobre una modalidad que también llega a España de la mano de desfiles como el del diseñador Anel Yaos en su pasada colección o de Pedro del Hierro desde hace varias temporadas.
«La moda nos viste a todos; ganarán su hueco en la industria y darán mucho que hablar», señala Wicce sobre este tipo de modelos, dejando claro que «no existe un único cuerpo para trabajar en la industria, lo que se necesita es mucha actitud» a favor de la diversidad.
María Muñoz