Nirvana Hermayoni Rodríguez Ortiz acudió al templo de San Antonio de Padua para agradecer a Dios haberle permitido llegar a sus quince años de vida.
Radiante de felicidad, la joven ocupó el reclinatorio especial que tenían destinado para ella y con atención escuchó la misa en su honor.
El presbítero felicitó a la joven por sus quince años y la instó a agradecer a Dios el don de la vida y a permanecer siempre cerca de Cristo.
Cuando finalizó la ceremonia, Nirvana Hermayoni presidió una fiesta, en donde bailó el tradicional vals con su papá y sus chambelanes.
La fiesta se prolongó hasta las primeras horas del día siguiente para beneplácito de los ahí reunidos, quienes no dejaban de felicitarla por sus quince años.