París, 18 ene (EFE).- Entre siluetas alargadas, vestidos con volantes y abrigos bombeados, la firma española Loewe se apuntó este sábado en la pasarela parisina a la tendencia de la moda sin géneros en una colección divertida y optimista, pensada para evadirse de la realidad.
«Tenía en mente un armario divertido, con esa idea de que llevar cierta ropa puede cambiar tu carácter para ser lo que tú quieras ser», dijo a la prensa el diseñador de la firma, Jonathan Anderson, entre bambalinas.
En una de las salas de la sede de la Unesco, Loewe mostró su colección para hombre otoño-invierno 2021 en una pasarela construida en forma de embarcadero.
La idea del embarcadero, de un otoño junto al mar, contribuyó también a apostar por prendas más divertidas: el gorro de pesquero con piedras bordadas y en lana es más sofisticado, las cadenas del ancla sirven de cinturón o de detalle en un abrigo y las imprescindibles rayas marineras transforman la camiseta en vestido.
El desfile abrió con un traje azul marino que llevaba a modo de delantal un vestido con volantes en amarillo satinado, muy ochentero, como si se tratara de un niño que se prueba delante del espejo la ropa de sus hermanas.
«Quería utilizar ropa del armario de mujer y adaptarlo, como si eso los transformara en superhéroes», dijo el británico, de 36 años, que en cinco años al frente de la firma ha conseguido reposicionarla entre las marcas más originales y admiradas del público internacional, especialmente entre asiáticos y anglosajones.
Anderson introdujo camisas que se alargan hasta convertirse en vestidos con estampados geométricos o rayas; los jerséis de punto grueso se extendieron hasta la rodilla y los abrigos, a modo de gabardina, se llevaron ajustados en la cintura y con vuelo en la falda.
En los abrigos, destacaron también varios modelos tipo capa, con botones en el centro, en azul y kaki, además de una versión en seda satinada negra.
Una colección para el «niño bonito», en palabras de Anderson, que quiso poner la pasarela la «tensión sexual» de mezclar lo masculino y lo femenino.
El creador, que en su día fue uno de los rostros más conocidos del Reino Unido en mostrarse públicamente en contra del «brexit» e hizo varias alusiones a las tensiones geopolíticas que le rodeaban, lleva un par de años abogando por una moda más colorida y surrealista como forma de darse una escapada espiritual.
El contraste de tejidos, del brillo y la opacidad, entre movimiento y tensión, son el reflejo de un optimismo que se impone pese a juguetear con un lado oscuro, del que Anderson no puede escapar.
Por esto quiso definir esta colección como «optimista», «mona» y «juguetona», sin dejar de lado el saber hacer artesanal que sigue siendo sin duda el principal valor de Loewe.
«Hemos introducido más lujo en los tejidos, como el doble cashmere», explicó.
A ello se sumaron los accesorios en piel, como unos maxibolsos con forma de elefantes, un animal que ya había utilizado en pequeños monederos y llaveros, gafas de pasta de colores vibrantes y botines planos de charol en rosa o negro.
«La funcionalidad se reduce y muchas de las prendas tienen un toque inesperado. El blazer se concibe como una prenda de exterior, las bermudas militares recuerdan a una falda, las mangas se presentan alargadas y la emblemática capa se transforma en abrigo», explicó la marca en una nota de presentación de la colección, que se mostró en la penúltima jornada de la semana de la moda hombre de París.
Al desfile acudieron entre otros Jaime de Marichalar, el director del grupo LVMH, al que pertenece la firma, Sidney Toledano, y el director de cine Luca Guadagnino, que siguieron las propuestas de Loewe desde la primera fila.
Por María D. Valderrama