CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 10 (EL UNIVERSAL).-
Javier Milei tomó posesión hoy domingo como presidente de Argentina, en un acto lleno de gestos y detalles simbólicos, y en el que una multitud ovacionó a su nuevo jefe de Estado desde que salió del hotel donde residía hasta la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo y su destino final.
Milei recalcó en su discurso el desafío que enfrenta su gobierno frente a la situación económica. Un discurso que evitó dar al interior de la Asamblea Legislativa y que optó por dar afuera, alegando que él quería hablar con «el pueblo, no con la casta».
Sin embargo, adentro del recinto juró el cargo. Ahí, desde un balcón, lo observaban sus padres, con los que mantiene una relación distante que por mucho tiempo fue nula, ante el maltrato infantil que sufrió. Con ellos estaba la novia de Milei, la humorista Fátima Florez.
El presidente saliente, Alberto Fernández, le puso la banda presidencial. Mientras con él intercambiaron sonrisas, con la vicepresidenta saliente, Cristina Fernández, viuda de Kirchner, intercambiaron un breve mensaje. Ella mantuvo una cara dura, y las manos metidas en el bolsillo durante la juramentación.
Terminado el acto protocolar, Milei fue directamente a darle un abrazo al expresidente Mauricio Macri, figura clave en su triunfo y en su gobierno, a decir por el gabinete designado por el libertario.
Al grito de «¡Viva La Libertad!», «¡Te queremos Peluca (el apodo de Milei por su cabello), te queremos!», y «¡Sí se puede!», miles de personas siguieron la toma de posesión afuera de la Asamblea Legislativa y luego participaron del primer discurso presidencial. Disfrazados de leones, como le dicen también a Milei, con tatuajes y banderas de Argentina, celebraron lo que el nuevo jefe de Estado llamó: una nueva era.
Tampoco faltaron los puestos en donde se vendía todo el merchandising libertario, como caretas de Milei y banderas del economista y presidente electo en un billete de dólar.
Pablo Vega, de 48 años, un empleado de una estación de servicio, se tatuó el rostro del presidente electo y mostró el proceso desde un local en La Matanza, provincia de Buenos Aires, para AFP.
Antes de iniciar su discurso, Milei abrazó con fuerza a Volodimir Zelensky, el presidente ucraniano que viajó a Argentina para la toma de posesión.
«Hoy participé de la asunción de Javier Milei y lo felicité. Este es un nuevo comienzo para la Argentina y deseo que el presidente Milei y todos los argentinos sorprendan al mundo con sus éxitos», escribió en su cuenta de X (antes Twitter) y añadió: «También estoy seguro de que la cooperación bilateral entre Ucrania y Argentina seguirá expandiéndose».
Al lado de Milei, en vez de su novia Fátima, el lugar clave lo tenía Karina, su hermana, conocida como «El Jefe» y a quien Milei le debe ser hoy el presidente.
Estratega, confidente y quien moldeó la figura de Milei, fue Karina también quien, concluido el discurso, lo acompañó en el auto descapotable con el que recorrió las calles de Buenos Aires hasta la Casa Rosada, sede del Ejecutivo y su destino final.
Minutos antes de las 13:00 horas locales, junto a su hermana Karina, se subió a un automóvil Valiant III descapotable, facilitado por un coleccionista, para trasladarse hacia la histórica Plaza de Mayo.
En el camino, iban saludando a la gente, pero al ver un Golden Retriever, Milei no dudó en parar la caravana para detenerse a acariciarlo. El amor de Milei por los perros es conocido, y tiene por «hijos» a cuatro canes, clonados del perro que acompañó a Milei en su juventud, Conan.
El último trayecto a la Casa Rosada, lo hizo a pie. Desde el equipo de prensa de Milei se filtró un video en el que tras la ceremonia de asunción, y ya en Casa Rosada, el mandatario se sienta en el sillón de Rivadavia. Se trata del sillón del actual escritorio presidencial, y que corresponde a la primera presidencia de Julio Argentino Roca, de quien Milei es admirador.
El sillón, de acuerdo con el sitio de la Casa Rosada, data de 1885 y está conformado de madera de nogal italiana. Fue decorado con la técnica dorado a la hoja, con lámina de oro. Fue adquirido en la Casa Forest de París a fines del siglo XIX y ha sido utilizado desde entonces por todos los presidentes de nuestro país.
En su discurso, Milei no dudó en evocar figuras del judaísmo, religión a la que Milei busca adherirse. De la Casa Rosada, partió a la catedral para una ceremonia interreligiosa.