Guadalajara (México), 5 dic (EFE)- Las caricaturas, los memes y las imágenes de la cultura pop se han convertido en iconos del conflicto social en Chile por la identificación que las nuevas generaciones tienen con estos símbolos, dicen ilustradores y artistas invitados a la mexicana Feria internacional del Libro de Guadalajara.
La imagen de un perro criollo llamado Negro Matapacos (matapolicías), el personaje animado Pikachu, una caricatura del presidente Piñera y del exministro del Interior Andrés Chadwick, e imágenes y frases de la serie animada «Los Simpson» han sido reproducidos una y otra vez en las manifestaciones que se repiten en ese país desde octubre.
Guillermo Galindo, caricaturista político conocido como Malaimagen dice a Efe que durante las manifestaciones en todas las ciudades de ese país los referentes no han sido figuras históricas como el «Che» Guevara o el presidente Salvador Allende, sino los personajes de la televisión o de la cultura popular.
«Los referentes de esta revolución han sido un perro, los memes, carteles de ‘Los Simpson’, ha tenido muchos referentes en este ámbito y el humor gráfico es una forma de entregar un mensaje mediante un dibujo que tiene una circulación rápida que la gente viraliza mucho y burlarse un poco del poder», dijo.
El artista gráfico creó una de las imágenes que los chilenos ha hecho suyas en carteles y camisetas para pedir la salida del presidente Sebastián Piñera. En la caricatura se ve al mandatario como un personaje pequeño y un poco torpe y junto a un ministro Chadwick asustado y en medio un regalo sorpresa del que brota la palabra «¡Fuera!».
«Esta revolución es popular, no nace de la élite política ni de los intelectuales, sino que nace de la indignación, de años de abuso de desigualdad, de soportar. Es una olla a presión que explotó y en ella hay mucha gente que no tiene formación política y son muy distintos entre sí que encuentran en lo pop es lo más cercano, lo masivo y lo que hace más sentido», dice.
Las paredes, los carteles o las camisetas que portan los manifestantes han sido la vía en la que han manifestado sus demandas y su esperanza para tener una vida más digna.
#ChileDespertó
El fotógrafo chileno Sebastián Olivari se dedicó a registrar los grafitis, afiches y carteles que los manifestantes han pegado en las calles de la llamada «zona cero», el lugar de la capital Santiago donde se concentra el grueso de las protestas.
Con más de 7.000 imágenes, algunas de las cuales se encuentran en el libro «#ChileDespertó» el artista muestra cómo las maneras de protestar de los chilenos han ido cambiando en las últimas semanas tras el polémico actuar del gobierno del país.
«En la esta zona cero las murallas se han transformado en un medio de comunicación informal y una suerte de museo al aire libre. Ha ido cambiando el discurso, sobre todo el de los grafitis, y ahora tiene que ver con las necesidades del pueblo, con la injusticia de más de 30 años de gobierno democrático y la represión brutal que están siendo objeto», explica Olivari a Efe.
Leyendas como «Nos quieren sacar los ojos, porque saben que los abrimos» junto al rostro del presidente Piñera con un ojo en la mano
O la figura de Cristo junto a dos policías con la leyenda «No los perdones porque saben lo que hacen» han inundado las paredes de las principales calles aledañas a la Plaza Italia, ahora renombrada «Plaza de la dignidad».
LA SIMBOLOGÍA DE UN PERRO
Gabriela Lyon, una ilustradora que ha tomado a los perros callejeros como parte de su trabajo, explica que la popularidad del perro Matapacos que defendía a los manifestantes de la represión contra los policías se debe a que los perros mestizos o sin raza representan al pueblo y lo anónimo en las ciudades.
Lyon afirma que la popularización de los memes con ciertas imágenes de momentos cumbre o personajes de gobierno durante el estallido responde a que los hechos pasan y se olvidan de manera muy rápida.
«Es un medio porque es efímero, una manera de manifestarse frente al neoliberalismo y la frustraciones que conlleva. Mostrar estas imágenes es una metáfora de lo rápido que puede suceder todo», expresa.
Entre el 30 de noviembre y el 8 de diciembre, la FIL acoge en Guadalajara, capital del occidental estado mexicano de Jalisco, a cerca de 800 escritores provenientes de 37 países y más de 2.000 editoriales, además una destacada delegación de la India y cerca de 800.000 visitantes.