Los cursos de verano para los niños en edad escolar se han vuelto casi indispensables en los tiempos modernos, no sólo para distraerlos y mantenerlos ocupados, sino también aprovechar la oportunidad y que algunos tomen el gusto por alguna actividad deportiva o artística.
La pedagoga Verónica Gutiérrez, comentó que para muchos las vacaciones largas o de verano se convierten en una calamidad, sobre todo en los hogares donde mamá y papá trabajan, donde los hijos podrían quedar desatendidos en el horario en que comúnmente estarían en la escuela. Hay quienes hacen el esfuerzo por acercarlos a algún curso y otros no tienen otra opción que dejarlos en casa.
Hay padres de familia que consideran que es pagar sólo para que entretengan a sus hijos, sin embargo al paso de las semanas y tal vez sin darse cuenta, los niños siempre se quedan con algún aprendizaje, mínimo el de la convivencia social o bien de alguna actividad que le haya dejado un buen sabor.
Comentó que no hay cifras fehacientes sobre el número de niños que pasan en estos cursos o campamentos, pero se estima que por lo menos en 6 de cada 10 familias sus niños de entre 5 y 13 años de edad asisten a alguno, “eso se debe a que cada vez más mamás trabajan y de alguna manera les permite dejarlos en algún lugar seguro o entreteniéndolos en lugar de tenerlos 4 horas frente a la televisión o en los videojuegos”.
En Aguascalientes fue el DIF Estatal, teniendo como presidenta a Azul V. de Landeros en la década de los 70´s comenzó con este ejercicio de llevar de campamento y a los parques públicos a los niños de colonias populares, ahora esta alternativa se ha generalizado y hay infinidad de espacios donde se imparten cursos con distintas actividades y dinámicas, de bajo y alto costo.
Y si los papás creen que el dinero que pagaron, poco o mucho está perdido y a pesar del enojo de sus hijos que tal vez se resistían a ir a su curso de verano, la realidad es que tenerlos en alguna actividad los hace volver a la escuela con el ánimo de aprender y sin el estrés escolar, y así se mantendrán al menos hasta diciembre, cuando su mente se vuelve a agotar.
EL FENÓMENO CRECE
Los chicos al final de secundaria precisan menos cuidados y no entran en estos circuitos. Pero hay niños de infantil que sí engrosan algunos talleres de verano. La tasa de ocupación de sus madres, más jóvenes, es más alta. La demanda va a más.