Málaga (España), 24 ene (EFE).- Miembros de los equipos de las cuatro nominadas al Goya a la mejor película iberoamericana coincidieron este viernes en destacar el prestigio que supone el hecho de aspirar al premio y el apoyo que puede conllevar para el recorrido internacional de sus largometrajes.
La costarricense Antonella Sudasassi, directora de «El despertar de las hormigas», admitióo en un coloquio en Málaga que tuvo «el miedo de que fuera muy local la película, pero ésta encontró su espacio y ha sido mostrada por todos lados».
El hecho de ser no solo la primera película de Costa Rica nominada, sino de toda Centroamérica, es «una responsabilidad enorme y una felicidad muy grande», según Sudasassi, que cree que para su país es «todavía más reivindicativo estar aquí porque es un cine que apenas está empezando».
«En los últimos años se ha comenzado a hacer cine por la necesidad de vernos reflejados en la pantalla y de escuchar nuestro acento», añadió la directora, que se felicitó por que «una película de Costa Rica tan íntima pueda calar y personas de otros contextos puedan empatizar con ella».
Escribió esta historia porque desde pequeña veía en su familia «a las mujeres atendiendo, sirviendo y complaciendo», y planteó «un personaje que estuviera en una especie de transición, sembrar la duda en la protagonista».
Por su parte, el chileno Andrés Wood, director de «Araña», cree que estar en los Goya «tiene un componente comercial», pero en su país además se considera que ayuda a que la película «permanezca en la memoria colectiva».
Para Wood, los cineastas deben plantearse «cómo permitir que más gente pueda expresarse», ya que el cine «sigue siendo un formato muy elitista», y también «cómo luchar contra ciertos monopolios evidentes en la distribución para lograr que más voces tengan la posibilidad de hacer cine».
Su película surgió hace cinco años «de una intuición», cuando «se sentía cierto surgimiento de grupos de extrema derecha nacionalistas», y coincidió que mientras se desarrollaba el proyecto esos grupos «se hicieron más evidentes» y «empezaron a aparecer estas voces que con la crisis se han multiplicado».
El productor uruguayo Fernando Epstein, de la película colombiana «Monos», dirigida por Alejandro Landes, apuntó que ya ha sido «un éxito de taquilla en Colombia», pero aspirar al Goya, «más allá de la cuestión de prestigio que implica y del sello que queda», le da «un brillo y un interés» que espera que se refleje con el estreno en España el próximo 21 de febrero.
Es una película «intrínsecamente relacionada con la historia de Colombia y de un conflicto que ya dura cincuenta años, con lo que nadie entiende quién es el bueno y quién es el malo».
«Monos» fue pensada «como una experiencia inmersiva para entrar en un mundo sensorial, en el que la imagen, el sonido y todo fuera dado para irte absorbiendo en la silla, dentro de un tono de fábula en la que no se habla específicamente del conflicto colombiano sino de los conflictos en general», agregó Epstein.
Federico Posternak, productor de la cinta argentina «La odisea de los giles», dirigida por Sebastián Borensztein, calificó como un «gran honor» estar en los Goya, algo «muy importante para el prestigio internacional».
«Todo el tiempo están pasando cosas en nuestros países, la realidad supera a la ficción y eso nos impulsa para poder contar elementos de la realidad y nutrirnos de ellos», según Posternak, que considera «evidente» que hay «similitudes y diferencias» entre los países iberoamericanos.
Añade que «no hay un cine argentino, hay muchos», y que los argentinos tenemos «una tendencia a reírnos de nosotros mismos porque para nosotros es fácil agarrar elementos de una realidad difícil y transformarlos en algo gracioso».