Desde tiempos inmemorables el ser humano ha buscado ese golpe de suerte que cambie su vida. Por norma general, los juegos de azar son uno de los elementos más demandados para intentar que eso suceda, generando grandes corrientes de población que tienen estos productos entre sus pasatiempos preferidos. En México, la lotería mexicana y el bingo son dos de las opciones más demandadas. Para muchos, son productos muy similares, pero también tienen notables diferencias que los convierten en opciones dispares para adaptarse a las preferencias de un determinado público.
Pese a que estos productos cuentan con una larga tradición, no han dejado pasar la oportunidad de incorporar el componente tecnológico para llegar a un público potencialmente mayor. Es por ello, que jugar al bingo en línea cada vez tiene un mayor impacto, ya que los usuarios no pierden la mística histórica y pueden disfrutar de este producto en cualquier momento y lugar.
Poco a poco la lotería mexicana también va convirtiéndose a esta nueva realidad que no tiene límites. El futuro es claro, y emite señales de que los productos de ocio que no se adapten, quedarán relegados a un segundo plano. Pero, para evolucionar lo primero es comprender los orígenes, tanto del bingo como de la lotería mexicana.
La lotería mexicana recala en la nación azteca procedente de España en 1796 a través de las colonias italianas residentes en la zona. En un primer momento, eran las clases altas sus principales usuarios, pero poco a poco se fue expandiendo por toda la nación. No había reunión familiar en el que este juego no hiciera acto de presencia, hasta tal punto, que, en sus más de dos siglos de vida en México, su impacto y crecimiento ha sido constante a lo largo de los tiempos.
En lo que se refiere al bingo, también tiene un componente italiano claro. En este caso, se remonta al origen de la civilización y a los romanos. Como su imperio, se expandió por toda Europa, para su posterior salto a Estados Unidos. Desde ese momento, el bingo se convirtió en un fenómeno global que está presente en todas las ferias y muchas reuniones familiares especiales.
Pese a lo que puede pensar el gran público, sus semejanzas son muy grandes, pero también cuenta con algunas diferencias que las hacen únicas. En la lotería mexicana destacan los elementos de la cultura nacional mexicana, desde una rosa, un barril, el soldado, la dama, el nopal, el valiente y más. Mientras que, en el bingo, las bolitas que van en la tómbola están numeradas con colores dorados o negros y las plantillas no llevan figuras, sólo números.
Dos juegos que van de la mano, y que cuentan con millones de fieles en México. La incorporación del cariz tecnológico, no ha hecho más que aumentar exponencialmente su impacto.