Roma, 16 jun (EFE).- El pasado 23 de agosto de 2019 el mexicano Hirving Lozano, de 24 años, se convertía en el fichaje más caro de la historia del Nápoles, al pagar por su ficha 42 millones de euros, y debutaba con gol contra el Juventus en el Allianz Stadium de Turín, pero, poco más de nueve meses después, se ha quedado al margen del proyecto del técnico Gennaro Gattuso.
Lozano, nacido en Ciudad de México en 1995, llegó al Nápoles tras lucirse durante dos años en el PSV Eindhoven, pero desde la llegada de Gattuso en diciembre, en sustitución de de Carlo Ancelotti, apenas ha acumulado 140 minutos en el campo, al jugar sólo seis de los 16 partidos de su equipo. Ídolo en su país está en el ostracismo en el club napolitano.
Estuvo los noventa minutos en el banquillo el pasado sábado, cuando el Nápoles eliminó al Inter de Milán y se clasificó para la final de la Copa Italia de este miércoles contra el Juventus, y los medios italianos están convencidos de que tampoco tendrá protagonismo contra el cuadro turinés en la finalísima.
Según la prensa italiana, Gattuso estuvo muy molesto por la poca determinación mostrada por Lozano a la hora de entrenarse, y hasta llegó a alejarle de una reciente sesión al verle falto de motivación. Una decisión fuerte que coloca al «Chucky» cada vez más al margen del proyecto deportivo del cuadro napolitano.
Y es que Lozano fue elegido el pasado verano por el entonces entrenador Carlo Ancelotti, quien apreciaba su polivalencia táctica y su capacidad de jugar tanto de extremo como de delantero. El técnico italiano le consideraba fundamental para hacer a su equipo más imprevisible en fase ofensiva.
La dirección deportiva satisfizo las peticiones de Ancelotti y pagó 42 millones de euros por el mexicano, quien se convirtió en el fichaje más caro de la historia del Nápoles, al superar al argentino Gonzalo Higuaín, pagado 37 millones en 2013 al Real Madrid.
Con Ancelotti en el banquillo, Lozano jugó 17 partidos y fue titular en duelos clave como el contra el Juventus, en el que se estrenó con gol, o los dos contra el Liverpool en la Liga de Campeones.
Además del gol al Juventus, el mexicano marcó también al Salzburgo y al Milan en el estadio San Siro milanés.
Sin embargo, para Lozano todo cambió tras la llegada de Gattuso, quien decidió dejar el 4-4-2 usado por Ancelotti para alinear un 4-3-3. A priori, este dibujo se adapta más a las características de Lozano, pero el perfil del mexicano no satisface al nuevo técnico para jugar en la banda.
Al ver a su equipo conceder demasiados goles y tener poco equilibrio, Gattuso exige un intenso trabajo defensivo a sus delanteros y los extremos deben dar siempre su aportación al centro del campo y a la defensa, algo que según el preparador italiano, Lozano no proporciona lo suficiente.
Gattuso, que suele explicar con honestidad sus decisiones tácticas, lo dejó claro en febrero al comentar la exclusión de Lozano para el encuentro de Liga de Campeones contra el Barcelona.
«Sé que cuento con jugadores importantes, pero tengo que tomar decisiones funcionales. Lozano es muy bueno, pero por cómo quiero jugar yo… Hablé con él, puede jugar de extremo, pero ¿puede garantizarme el trabajo defensivo? ¿O alineo a él y pongo en dificultad al equipo?», aseguró.
«Yo razono de esta forma. Sé que a nivel de negocio económico no me estoy portando bien (Lozano costó mucho y juega poco), pero alineo a jugadores funcionales a mi juego. Duele ver a Lozano en la grada, pero tengo que tomar decisiones», sentenció.
Eso sí, Gattuso ya demostró saber conceder segundas oportunidades a sus futbolistas si estos le muestran compromiso y motivación. Lozano tiene por delante un mes y medio con doce partidos ligueros, además de la final de Copa Italia de este miércoles y la Liga de Campeones, para volver a hacerse un hueco en el Nápoles.
Andrea Montolivo