Sevilla (España), 9 jun (EFE).- El escritor español Luis Zueco, autor de la novela «El Mercader de Libros», ambientada en la Sevilla (sur) de principios del XVI, afirmó a Efe que «la imprenta lo revolucionó todo porque hizo accesible el conocimiento, mientras que internet lo que ha hecho es facilitar mucho el acceso a unos conocimientos que ya estaban disponibles».
Zueco tenía previsto presentar su nueva novela en Sevilla el pasado mes de marzo en un lugar casi secreto pese a ubicarse al mismo pie de la Giralda, la Biblioteca Colombina, donde se conserva la que pasa por ser la primera biblioteca moderna, los casi 20.000 volúmenes que atesoró Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón.
La pandemia frustró aquella presentación, pero Zueco ha insistido en que esa colección bibliográfica única es «el alma» de su novela «El Mercader de Libros» mientras que «el corazón» de la narración es la ciudad de Sevilla, una urbe que gozó del monopolio de ser puerta del Nuevo Mundo, a la cual llegaron gentes de toda Europa para hacer fortuna.
Como sucede con el protagonista de la novela, un alemán nacido en Baviera –alemanes fueron los principales impresores de la Sevilla de entonces, que también establecieron sus talleres al pie de la Giralda– que, además de su país, ha recorrido Italia, Flandes y llegará al Nuevo Mundo y Las Molucas.
En la colección de la Biblioteca Colombina se aprecia que «la implantación de la imprenta fue un proceso gradual, que al principio intentaba imitar los manuscritos, casi como si se tratara de una falsificación, pero luego evolucionó tan rápidamente que las páginas de muchos de aquellos libros se parecen a las de los actuales».
«En la Edad Media los monasterios conservaban los libros, pero también los escondían para salvaguardarlos, y el cambio de la imprenta fue tan drástico que acabó con la Edad Media y propició el Renacimiento; la imprenta fue la palanca de todos los avances; cabría preguntarse cuánto se hubiera tardado en descubrir el Nuevo Mundo sin la imprenta, como hubiera sucedido con el resto de los avances tecnológicos de la época si no hubiera llegado la imprenta», añadió Zueco.
El autor vuelve al ejemplo de la Biblioteca Colombina, entre cuyos volúmenes se conservan los que pertenecieron a Cristóbal Colón, con anotaciones de su propia mano, como sucede con el libro de Marco Polo, lo cual –señaló Zueco– «daría para otra novela».
Todo aquel mundo en cambio está reflejado en «El Mercader de Libros», una novela de misterio con un suspense suscitado por el robo de un libro de la Colombina, cuyo recorrido seguirá el protagonista, un hombre que, según el autor, posee conocimientos diversos.
«Estoy en contra -dijo- de la idea moderna de la especialización, de la división entre Ciencias y Letras, que presupone que se trata de saberes contrarios y provoca que te dejes la mitad de los conocimientos por el camino», al contrario de lo que sucedía en la época de su novela, cuando «un escritor era también militar, marino y aventurero».
«Hay que volver a la idea humanista de saber de todo; si todos supiéramos economía no habrían pasado algunas de las cosas que han pasado los últimos años», señaló Zueco con humor.
El propio autor es un ejemplo de lo que postula, puesto que tras formarse como ingeniero se hizo historiador, y posteriormente novelista, una actividad que compagina con la dirección de dos castillos rehabilitados como alojamientos turísticos, los de Grisel y Bulbuente, en Zaragoza (este).
Alfredo Valenzuela