CIUDAD DE MÉXICO, julio 27 (EL UNIVERSAL).- Esenia tiene solo cuatro años, pero desde el 24 de febrero pasado, vive la terrible realidad de la guerra. Para protegerla, su madre decidió hacer realidad la historia de «La Vida es Bella».
En esa película, de la que Ksenia Lunova, de 35 años, es fan, el actor Roberto Begnini oculta a su hijo que están en un campo de concentración y finge que todo es un juego, en el que el niño debe esconderse y evitar que los nazis lo descubran para ganar puntos y, al final, un gran premio: un tanque.
Ksenia y su hija viven en Obujov, a 30 kilómetros de Kiev. Cuando Rusia inició la invasión a Ucrania, Ksenia temió por sus vidas, y por la estabilidad emocional de su hija.
«Trato de protegerla lo mejor posible de lo que está sucediendo ahora. Hay un hermoso filme de Roberto Benigni, ‘La vida es bella’. Ahora algunos de los eventos de esta película son la realidad de nuestras vidas. Yo le digo que jugamos a las escondidas y por cada situación se ganan puntos que más tarde ella podrá canjear para comprarse lo que quiera», contó Ksenia al medio argentino ‘TN’ vía WhatsApp en marzo pasado. «Yo le digo que jugamos a las escondidas. Y por cada situación se ganan puntos que más tarde ella podrá canjear para comprarse lo que quiera», explicó.
«Lo primero fue que ganaba 100 puntos si corría al refugio. Quien no llorara y no tuviera miedo, otros 100 puntos. Y así siempre», detalló.
Consciente de que en cualquier momento podía caer una bomba, también pensó en algunas sanciones para evitar que su hija se ponga en situaciones de peligro. «Por ejemplo, quien se acerca a la ventana, pierde», señaló.
«Por las noches hacemos un picnic en el pasillo. Nos tumbamos en el suelo bajo las sábanas y comemos chocolate y manzanas», comentó.
Por las noches, detalló, la pequeña duerme en el piso del corredor, donde es más seguro. Los refugios antibombas, indicó, estaban llenos.
TN volvió a contactar a Ksenia este jueves. La guerra continúa, pero ahora Esenia ya sabe lo que ocurre. Su madre no pudo ocultar más la verdad cuando el padre de la niña, Igor Lunov, fue reclutado por el ejército.
Ahora, Ksenia vive sola con Esenia, y con el miedo de que Igor, quien trabajaba como programador, pierda la vida.
«Mi hija y yo ahora vivimos solas. En abril, mi esposo fue reclutado por las fuerzas armadas y ahora nos protege lo mejor que puede. No lo vimos durante casi un mes y medio y casi no supimos nada de él porque no se nos permitía hablar mucho por teléfono», contó a TN.
Luego, Igor fue reubicado más cerca de Obujov. Ahora, dijo Ksenia, «puede venir a pasar la noche en casa».
Esenia, añadió, «extraña a su padre. Ya no puedo ocultar lo que está pasando en nuestro país, pero trato de protegerla de todo el mal en la medida de lo posible. En su mundo infantil entiende el significado de ´guerra´ de una manera diferente», comentó.
Para Esenia, su padre las está protegiendo «de los enemigos que quieren quitarnos nuestros juguetes; quieren quitarnos todas nuestras golosinas y nos quieren echar de la casa».
Ksenia narró que la vida ha cambiado para todos los niños en la ciudad. «Arman barricadas, juegan a patrullar, a ser soldados. Yo creo que si tenemos hijos tan valientes nadie puede vencernos».
A cinco meses de iniciada la guerra, Ksenia consideró que la situación «ha mejorado». Ya no escasean productos, las alarmas suenan menos. «Si nos atacan, ya no tenemos tanto miedo». Quizá, concluyó, «ya estamos acostumbrados» a la guerra.
Su hija sueña con ir al jardín de niños. Pero Ksenia dijo que no cree que abran pronto. «Quizás en algunas regiones donde la situación sea tranquila y las escuelas están equipadas con refugios antiaéreos, los niños podrán ir a la escuela». Pero en Obujov la situación es distinta, y abrir una escuela en las condiciones actuales, evaluó, es «mucha responsabilidad».