El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, a manos de un comando armado que lo mató en su propio hogar, despertó la conmoción mundial.
Moïse, quien gobernaba el país más pobre del continente americano, no tuvo ninguna oportunidad de defenderse, pero tampoco lo hizo su guardia presidencial ni, de plano, nadie de seguridad que increíblemente no lo estaba protegiendo.
Este crimen, uno de muchos ocurridos en el continente, sucede en un ambiente de franca tensión en ese pobre país que ha sufrido lo indecible a causa de problemas políticos, sociales y, por si fuera poco, por infinidad de desastres naturales como terremotos, huracanes y hasta pandemias que han diezmado su población.
Haití es un pueblo con hambre, rodeado de miseria, y muchos de sus habitantes han tenido que migrar, ya no en busca de mejores oportunidades, sino para sobrevivir.
El país está asediado por bandas armadas que siembran el terror con asesinatos, secuestros y violaciones que de plano las autoridades se dicen rebasadas por el crimen (lo que no es nuevo en México).
El vaivén político es una constante en el país, basta decir que es la única nación de América que ha tenido más de 20 Gobiernos en 35 años, lo que habla de su inestabilidad.
Y aunque no ha sido el único crimen de esta magnitud en el mundo, tal vez sí sea el que más ha despertado conciencias, pues nadie se explica que un presidente sea asesinado en su propia casa, que un grupo de delincuentes haya violado la intimidad de ese hogar, además, las imágenes del cuerpo inerte del presidente comenzaron a circular por las redes sociales, sí, se ofreció toda la información al momento, pero sin cuidar el mínimo detalle de las circunstancias, así que realmente impactó ver al Mandatario asesinado en un charco de sangre.
Si el crimen del presidente estadounidense John F. Kennedy no se olvida, a pesar de que ocurrió hace casi 60 años, el asesinato de Moïse retumba a nivel mundial, pues este suceso, que quedó registrado en video, aparentemente fue perpetrado por un comando de extranjeros, pero a ciencia cierta nadie sabe quién está detrás de este homicidio que podría tornarse doblemente trágico si no logra superar las heridas la esposa del Presidente, quien está siendo tratada en Estados Unidos para intentar salvarle la vida.
Éste es un llamado de atención para todos los Gobiernos, esto es lo que puede suceder en un país fracturado, dividido, polarizado, porque cuando ya no se respeta la vida del Presidente, de ahí para abajo ya no se respeta nada ni a nadie y, cuidado, una sociedad enojada, sensible, molesta, es capaz de todo.