Madrid, 28 ene (EFE).- El objetivo de la firma Mans es reconducir la elegancia masculina con sensatez, sin estridencias ni locuras, y para ello propone trajes relajados confeccionados con tejidos femeninos como el tul o la seda. Eso sí, con absoluto respeto a la sastrería artesanal.
Jaime Álvarez, director creativo de la firma, desea que cambie la moda masculina, «espero que llegue pronto la caída de ‘street wear'», explicó este martes a Efe un momento antes de comenzar el desfile, que cierra la primera jornada de la 71 edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid (MBFWM), en la que también han participado las firmas Tete by Odette, Maison Mesa, Pilar Dalbat y Moises Nieto.
Con un nuevo lenguaje, mucha audacia y un don especial para la costura, Jaime Álvarez en la madrileña Casa de Velázquez muestra una sastrería moderna, con una nueva silueta en la que marca la cintura del hombre y con la que consigue reinventar los armarios masculinos.
En esta colección otoño-invierno 2020-21, la quinta de este diseñador, inspirada en la pintura impresionista de Monet, Degas, Pissarro o Cézanne, se ve una nueva experimentación en sus prendas que luce un aspecto «más relajado» con absoluta devoción hacia la sastrería tradicional.
Criado en La Luisiana (Sevilla, sur de España), Álvarez trabaja tejidos femeninos como la seda o el tul para confeccionar una camisería en la que sobresalen piezas con cuello en cascada, un modelo azul noche cuajada de lentejuelas y abalorios, que le llevó coserla más de un mes.
Prendas que combina con pantalones de tallo alto y chaquetas que se cruzan «para abrazar el cuerpo», un modelo que se vio en distintos largos y conjuntados con pantalones de pernera ancha, levitas de piel de cordero, cazadoras de potro.
La colección tiene esencia onírica, pero también atesora un punto loco a la vez que sensato como se vio en una americana de raya diplomática con piezas empastadas de raso haciendo una figura geométrica, un ejercicio complicado que resume el talento y las ganas de innovar y trastocar la sastrería de tiempos pretéritos.
Su propuesta se aleja de las zapatillas de deporte, las sudaderas y los chándales, desea que el ‘sport wear’ se «desvanezca» y defiende la vuelta a la sastrería convirtiendo un batín de andar por casa en el nuevo esmoquin.
Con la vista puesta en París, Jaime Álvarez espera que el público valore «una prenda bien hecha, que dure en el armario», porque trabaja con el afán de crear prendas clásicas, versátiles y duraderas, «tenemos que cambiar el ‘chip'».
Antes, la firma Maison Mesa presentó su nuevo trabajo, «Viva Bau», con un espectáculo en el que desdibujó las normas de un desfile convencional, mezclando a los bailarines con las salidas de las modelos.
Sobre esta particular pasarela desfilaron patrones geométricos en colores y siluetas básicas, que recuerdan a los elementos de la arquitectura de la escuela alemana Bauhaus, jugando con colores puros, que han dado forma a «una colección retrovanguardista», explicaba el director creativo de la firma, Juan Carlos Mesa, minutos antes del desfile.
En una puesta en escena en la que los bailarines acompañaban a las modelos realizando pequeñas danzas, la colección fue evolucionando desde trajes fluidos de dos piezas y algodón hasta vestidos asimétricos de una sola manga y colores básicos, para finalizar en piezas de lentejuelas.
La diseñadora Odette Álvarez, a los mandos de la firma Teté by Oddete, debutó en la pasarela madrileña con la colección «Ethnics», un trabajo en el que expresa la riqueza cultural del mundo.
Sobre la pasarela se vieron muchísimas prendas de abrigo, vestidos, cazadoras, pantalones y chándales joya, todas ellas enriquecidas con pedrería, lentejuelas, abalorios y cadenas sobre piel, cuero, acolchados y plumas. Un propuesta barroca.
Por Carmen Martín