México, 29 abr (EFE).- México disfruta de una «buena racha» con la entrada en vigor en julio del T-MEC y la renovación del tratado comercial con la Unión Europea lo que permitirá potenciar la manufactura y la economía local para la recuperación económica, dijo este miércoles a Efe la ministra de Economía, Graciela Márquez.
«La recuperación tiene que ir de la mano de la manufactura, y mientras esté la suspensión de actividades estamos dándole un freno a la economía pero por buenas razones, cuidar la salud», explicó Márquez, la primera secretaria de Economía en la historia de México.
Además, continuó, se podrá frenar la pérdida de empleos con programas federales como la entrega de millones de créditos que están protegiendo a las microempresas, con menos de 10 empleados, y que representan «más del 95 %» del total.
Márquez no se atrevió a cuantificar con cuantos puestos de trabajo arrasará esta crisis, pero empresarios y analistas calculan que cuanto menos un millón, llevando al país a una caída del PIB por encima del 5 %.
BIENESTAR A LA MEXICANA… Y APOYO A EMPRESARIOS
El presidente Andrés Manuel López Obrador acuñó este martes uno de sus a menudo polémicos términos: el «bienestar a la mexicana».
«Esto es bienestar a la mexicana. No tiene nada que ver con el liberalismo», arrancó López Obrador, aferrado a tres puntales -la rapidez, la honestidad, y la justicia- para que este «nuevo modelo» basado en el «consumo popular» funcione.
Para la secretaría de Economía, con un doctorado en Historia Económica por Harvard, el modelo de recuperación económica propuesta por el mandatario -que contempla mantener apoyos sociales y ciertas obras públicas pero también una severa austeridad gubernamental- es el correcto dadas la circunstancias de México.
«Apostar a la economía local es una apuesta que va a proteger a los sectores más vulnerables y que puede abrir espacios de demandas para el resto de los sectores económicos», consideró Márquez.
Agregó que distribuir recursos hacia las clases más bajas es «congruente» con todo el plan de Gobierno de López Obrador, que llegó al poder el 1 de diciembre de 2018 con el discurso de «primero los pobres».
En el país, 52,4 millones de personas (el 41,9 %) viven en situación de pobreza y varios millones más podrían caer en ella debido a esta pandemia, que acumula en México 16.752 casos y 1.569 fallecidos, estando en la fase máxima de contagios (fase 3).
En días recientes, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) anunciaron créditos por hasta 12.000 millones de dólares a 30.000 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) afectadas por la crisis del coronavirus, que mantiene cerrado desde finales de marzo las actividades no esenciales.
Este anuncio fue recibido con tibieza por López Obrador: «No me gusta mucho el modito de que se pongan de acuerdo y quieran imponernos sus planes».
Cuestionada sobre la polémica, Márquez dijo que este instrumento financiero entre el BID y empresario mexicanos no le genera inquietud. «Es un mecanismo que está en marcha desde 2016» y forma parte de los «circuitos privados» de financiación.
ESPERANZA EN LOS TRATADOS
«Traemos una buena racha», destacó Márquez tras anunciarse en menos de una semana la entrada en vigor el 1 de julio del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y la modernización, tras años de negociaciones, del tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM).
Sobre el T-MEC, Márquez consideró que permitirá consolidar «algo que va más allá de los gobiernos» como la «integración productiva y comercial» de Norteamérica.
Aseguró que antes del 1 de julio se habrá terminado con el «trabajo técnico», la parte administrativa necesaria para la implementación total, luego de que varias voces hayan advertido de que faltan homologar regulaciones entre países.
Y con el TLCUEM, continuó, se permite adecuar un tratado en vigor desde el 2000 a las «realidades del siglo XXI» agregando capítulos como medioambiente o temas de género.
«(La crisis) ya llegó, ya está aquí», afirmó la ministra. Pero ambos tratados pueden ayudar a frenarla porque reafirman el libre comercio.
Y, en un terreno más práctico, porque genera confianza: «Que México sea un terreno fértil para la inversión que garantiza acceso a uno de los mercados más vigorosos del planeta».
LA REAPERTURA DE CADENAS
Pero nada de esto tendrá mucho impacto si no se reabren las interconectadas cadenas de suministro en Norteamérica.
México decretó a finales de marzo la emergencia sanitaria y la suspensión de actividades no esenciales hasta el 30 de mayo, frenando gran parte de la industria.
Pero en días recientes varias voces han instado a poner fecha de reapertura a las cadenas de suministro y, especialmente, a los sectores automotriz y aeronáutico.
Márquez descartó hablar de fechas ni de sectores. En cambio, aseguró que está en contacto con sus contrapartes en Estados Unidos y Canadá, que saldrán antes de la pandemia porque ahí llegó antes el primer caso.
«Nos es más complicado seguirles el paso al 100 %», apuntó.
Y apostó por una apertura «ordenada y cauta» con su principal socio, Estados Unidos, que representa el 62,9 % de su comercio total y el 80,5 % de las exportaciones.
Añadió que han recibido muchas solicitudes de empresas nacionales, extranjeras y de todos los tamaños para acelerar una reapertura.
«Estamos ahí, dialogando con ellos y viendo qué capacidad tienen para implementar cierto tipo de protocolos», afirmó.
En este contexto, explicó que la Organización Mundial del Comercio (OMC) estima que este año el comercio caerá entre un 13 % y un 32 %.
México podría padecer un golpe similar, pero no quiso hacer pronósticos y esgrimió circunstancias favorables como la exportación agropecuaria, que se ha mantenido, el T-MEC o la posible llegada de inversión por la relocalización de empresas que estaban en China una vez pase la pandemia.