París, 23 nov (EFE).- Ha vagado por los escenarios como actriz, cantante y poeta, pero a sus 41 años, Marie Modiano, hija del Nobel literario Patrick Modiano, amplía su horizonte con su segunda novela, «Distante», un paseo nostálgico por sus recuerdos de juventud.
Se respira demasiada pesadez en las calles de su París natal, que carece, dice, del carácter sociable de otras grandes urbes. No es precisamente lo que le falta a ella: extrovertida, risueña y algo nerviosa, Modiano es lo contrario a la narradora de su novela, recién publicada en español por Cabaret Voltaire.
«Tal vez en mi casa somos más latinos», dice en una entrevista a Efe, para justificar su carácter.
Tras «Upsilon Scorpii», en este nuevo libro revive su prematuro comienzo en una compañía de teatro con 19 años, lo que la llevó por media Europa y por varias localidades francesas.
Una vida errante narrada en paralelo a un romance con un joven estadounidense empeñado en ser escritor al que conoció siendo una adolescente en el turístico Puente de las Artes y con quien mantuvo una relación estrecha a distancia.
Él, Tristan Egolf, era una joven promesa de literatura norteamericana, comparado posteriormente con John Kennedy Toole o William Faulkner pese a que solo dejó tres libros. El primero, «Lord of the Barnyard», fue violentamente rechazado por más de 60 editoriales hasta que Gallimard lo publicó en francés en 1998.
Después, el éxito vino solo y aunque la vocación era demasiado grande el miedo lo paralizó.
«Para mí en este libro lo importante era hablar de la juventud, de esos años breves entre la adolescencia y la edad adulta cuando eres una especie de hoja al viento y tienes un sentimiento de no pertenecer a nada», cuenta Modiano.
El personaje del joven escritor, inspirado de Egolf, le sirve para hablar de «una vocación que a veces es más fuerte que la vida», y que a la misma narradora la lleva a vagar sin rumbo como una apátrida.
«Al envejecer he conseguido hacer las paces con París. Me gusta ser una extranjera en otra ciudad, llegar a un sitio nuevo y sentirme ligera, pero no podemos huir toda la vida», dice, ahora que ha aprendido a apreciar el lugar en el que viven su familia y amigos.
Con los años se ha mostrado más dispuesta a escuchar la voz interior que la guiaba hacia la novela, si bien sigue definiéndose como una música que escribe y dice que solo podrá entender su carrera con el tiempo.
«Lo importante es continuar, avanzar en el camino artístico y no mirar demasiado lo que hemos hecho. Yo tengo la impresión de no haber hecho nunca nada», asegura.
Pero tiene a sus espaldas cinco discos, un recopilatorio de poesía, dos novelas y algún que otro proyecto independiente que ha realizado sobre el escenario, como lecturas de poesía con música y otras actuaciones experimentales, en las que a menudo colabora con su pareja, el sueco Peter Von Poehl.
«Quizás evité durante mucho tiempo la novela porque tengo un padre escritor, pero creo que tenía que pasar. Necesitaba liberarme de esta historia y tejer una especie de telaraña para poder contarla», explica.
Instalada en la parisiense Rive Gauche, el mismo barrio en el que vivió de pequeña, Modiano mantiene una relación neurótica con el tiempo y apunta compulsivamente en un cuaderno el más mínimo detalle de su día a día; entrena con técnicas de concentración para calmar su naturaleza ansiosa y pone en su obra la nostalgia que la perseguía de joven.
«Era un poco pesado para mí y para los demás. Prefiero ser alguien ligera en la vida y poner el resto en el arte. Bueno, también prefiero ser ligera en el arte, creo que es importante encontrar un equilibrio», dice.
Por María D. Valderrama