Se antoja poco menos que increíble que el propio Presidente de la República le niegue a los menores de edad el recibir la tan ansiada vacuna anti-Covid, cuando se sabe que ahora ellos forman el segmento de la población más vulnerable.
Montado en su macho, aconsejado por ya se sabe quién, anunció la víspera que impugnará el mandato judicial que ordena vacunar sin distinción a todos los menores de 18 años en todo el país, pues él dice que no es necesario, lo que es sumamente cuestionable.
Mientras tanto, los padres de familia toman acciones y se siguen amparando, y por el momento sí serán inoculados los menores con comorbilidades, lo que ya es ganancia, pero con el regreso a clases, hace un mes, se espera que esta protección sea uniforme y se busca que mediante la orden de un juez los niños reciban el biológico.
Cierto, afortunadamente el escenario no ha sido catastrófico con el retorno de miles de niños a las escuelas, pero esto también se ha logrado porque sí se han reforzado los protocolos de seguridad y los menores ya se han acostumbrado, casi todos, al uso continuo del cubrebocas, cosa contraria a lo que todavía se resiste el subsecretario de Salud Hugo López-Gatell a su uso, quien tuvo la osadía de afirmar que la mascarilla se convirtió en un instrumento por medio del cual personas egoístas culpaban a los demás de los contagios.
Por cierto, a estas alturas muchos sectores culpan de la errática gestión de la pandemia al doctor López-Gatell, pero afortunadamente la sociedad, en su gran mayoría, sí ha entendido la gravedad de la situación y pone de su parte para no engrosar la enorme lista de contagiados de Covid-19 y, en el peor de los casos, de la lista fatal.
Y precisamente un adecuado manejo de la pandemia es lo que coloca a la Ciudad de México y al Estado de México en el ansiado semáforo epidemiológico verde, aunque se espera que la gente no relaje las medidas y que asuma responsablemente la oportunidad de retornar al 100 por ciento a las actividades, en especial a las económicas.
Aguascalientes, en lo particular, no logró otra vez posicionarse en el ansiado color verde, seguimos en amarillo, aunque esto tampoco quita el sueño, pues por donde quiera que se vea la vida sigue como antes de que llegara este problema global de salud.
A más de año y medio de la pandemia éste ya es un tema común, ya todo mundo sabe de lo que se trata, lo que se puede y debe hacer y lo que no, pero no está de más no bajar la guardia porque, por ejemplo, anoche mismo, la zona ferial lucía como un día abrileño cualquiera y obviamente casi nadie se protegía, aunque se reconoce que gracias a la vacunación está un poco más controlada la situación.