Un nuevo frente de batalla ha abierto el presidente López Obrador al criticar las acciones de la Universidad Autónoma de México, en el sentido de reprocharle a los alumnos de Medicina.
No está de acuerdo, dice el mandatario, en que la UNAM no haya actuado en el inicio de la pandemia del Covid hace ya dos años, y que mandó a sus alumnos de las carreras de la salud a sus casas, pues no se les permitió seguir haciendo servicio social, internados o residencias en los hospitales, por ser éstos un foco de contagio.
Recordemos, porque parece que se nos olvida, que cuando esta pesadilla inició, y abrimos un paréntesis, no ha terminado, nadie sabía cómo hacerle frente a este problema de salud pública, pues las imágenes que circulaban del otro lado del mundo mostraban a gente protegiéndose con lo que tenían a la mano, desde cubrebocas, periódicos, pedazos de plástico y hasta con botellas.
La Máxima Casa de Estudios, como lo hicieron aquí también la UAA y demás universidades públicas y privadas del Estado y de todo el país, no quisieron arriesgar a sus estudiantes y los mandaron a su casa, pues el aislamiento fue la primera opción, pero al crecer la pandemia, los alumnos de grados más avanzados fueron enviados a los hospitales y clínicas para apoyar a los médicos que para entonces ya acusaban cansancio físico y mental ante la gran cantidad de casos del coronavirus.
Pero el Presidente le sigue echando leña al fuego, porque este nuevo enfrentamiento con la UNAM se da en el marco del anuncio de la contratación de cientos de médicos cubanos que vienen a ocupar plazas que los mexicanos no quieren, como asegura la 4T, y el problema radica en que sí las quieren, pero las condiciones de inseguridad hace imposible ir a cientos de lugares, además de que los sueldos no son para nada dignos.
Obviamente no se duda de la capacidad de los galenos de la isla, pues es de sobra conocido que están muy preparados, pero en México también, y ese detalle se les pasó.
Médicos egresados en los últimos años no han encontrado trabajo porque hasta para hacer una residencia son escasas las plazas, por lo que el hecho de que vengan a laborar 500 médicos cubanos, como se comprometió López Obrador con el Gobierno de la isla, es un golpe duro para galenos que incluso engrosan las filas de la informalidad, pues la familia tiene que comer y el dinero tiene que salir a como dé lugar.
Conociendo a nuestras autoridades, no se dará marcha atrás a ninguno de los dos temas: a las críticas a la UNAM y práticamente a todo lo que se mueva, y a la contratación de los galenos cubanos, pues fue un compromiso presidencial, ¿a cambio de qué?, ya lo veremos.
Por lo pronto, miles de médicos mexicanos que no han tenido la fortuna de laborar, ya sea en el sector público o privado, tendrán mucha más competencia, porque desde la cúpula del poder se decidió que las oportunidades se les darán a los extranjeros y no a los de casa, lamentablemente.